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Pequeña villa en Vall Fosca, Lleida, Cataluña© Alamy Stock Photo

Pueblos, teleféricos y lagos glaciares en la desconocida Vall Fosca, el corazón del Pirineo catalán

Perfecto para amantes del senderismo y la naturaleza, este encantador valle se abre paso siguiendo al río Flamisell entre pequeños senderos y ermitas románicas.


Por: Mari Carmen Duarte
16 de junio de 2025 - 8:34 CEST

Dejando atrás la Pobla de Segur por la N-260 se empieza a intuir de qué va este viaje. La naturaleza que rodea al conductor se hace más patente que nunca a su llegada a Senterada, la puerta de entrada a la desconocida Vall Fosca. Bautizada como ‘valle oscuro’ por la escasa y dificultosa entrada de los rayos de sol entre sus altas paredes, el lugar forma parte de la zona norte del Geoparque Orígens, un espacio natural dedicado a la historia del planeta y de los seres que lo han habitado a lo largo de su existencia.

Cascada del río Flamisell en Vall Fosca, cerca de la localidad de Capdella, LLeida© Alamy Stock Photo

Desde aquí y mirando hacia el norte, el valle se articula en armonía entre la montaña y el agua con el río Flamisell como eje. Entre los 800 y los casi 3.000 metros, la Vall Fosca regala escarpados montes, chopos y álamos, pequeños pueblecitos, muchas aventuras y un importante patrimonio industrial muy poco explorado del Pirineo Catalán. Pequeños valles y barrancos, decenas de estanques y lagos, picos de hasta 1.985 metros y mucha historia y tradición se dan de la mano para mostrar sus encantos.

EL PEQUEÑO SUR DEL VALLE

Lo que más fama ha dado a la Vall Fosca son, sin duda, dos aspectos: ser el acceso sur al Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y la forma de entrar en él, a través de su histórico funicular. Sin embargo, y sabiendo que es lo más popular de la zona, es justo comenzar la ruta por el valle desde el sur, para revelar primero otros lugares adormecidos para los visitantes.

Para situarnos, el valle tiene un total de 19 núcleos pertenecientes a Torre de Capdella, al norte, al cual se entra desde Senterada para acceder al primer pueblo: la Pobleta de Bellveí, apenas una calle cuyo origen se remonta a finales de la época medieval y que tiene al norte un recinto amurallado con la iglesia románica de Sant Feliú. 

Capdella, pueblo de Vall Fosca, en el Pirineo catalán, Lleida© Alamy Stock Photo
El valle tiene numerosas pequeñas poblaciones, siendo la de Capdella (en la imagen) el punto más alto.

Sin embargo, hay un momento al año en el que se llena a rebosar de gente y es a principios de octubre, en la feria ganadera donde se dejan ver tradiciones como la trashumancia, oficios antiguos, exposición de vacas, ovejas y caballos y delicias como la girella, un embutido de entrañas de cordero y arroz típico de la zona. Si se está en forma, nada mejor que hacer la ruta que permite conocer el lago de Montcortés - que según la leyenda esconde la ciudad perdida de Pallars -, la circular que pasa por los pueblos vecinos de Estavill y Antist (en el margen occidental del río) o la que lleva a Envall (en el oriental), actualmente en recuperación.

El primero de los pueblos, Estavill, es uno de los que mejor conserva su estructura medieval. Su única calle, que antaño se cerraba por las noches, está cubierta de techados típicos de alta montaña que amplían casas y tienden puentes. Igual que otros núcleos del valle, es pequeño y no tiene más encanto - aunque suficiente - que el resto, con sus casas de piedra, sus tejados de pizarra, su cuidado aspecto, sus ermitas e iglesias y su maravilloso entorno. 

Estavill, pueblo de la Vall Fosca en el pirineo de Lleida© Alamy Stock Photo
Estavill, con su estructura medieval, es una visita obligada en este verde valle de Lleida.

Desde Estavill sale un sendero corto y sencillo hasta Antist, otra localidad totalmente abandonada y en ruinas hasta que comenzaron a rehabilitarse respetando las técnicas tradicionales algunas de sus casas que, junto a la Iglesia de Sant Esteve forman un conjunto arquitectónico interesante. De aquí parte tanto una carretera como un sendero hasta Castell-Estaó, con un importante pasado industrial.

Aquí haremos caso a su topónimo, que significa ‘lugar de parada’, para ver la bonita iglesia de Sant Pere, trasladada desde el monte hasta la población. Además de su bello mirador, a 1.125 m de altura, es interesante visitar los exteriores de la antigua mina Eureka, que aún conserva las tolvas, vías y vagonetas con las que se explotó tan solo durante tres años. Aun así, son reconocidas por ser el lugar en el que se encontró la primera especie descubierta en Cataluña, la abellaita, un carbonato básico de plomo y sodio.

Lago en la Vall Fosca, en el Pirineo catalán, Lleida© Alamy Stock Photo
La Vall Fosca es el acceso sur al Parque Nacional de Agüestortes i Estany de Sant Maurici, un espacio de imponente naturaleza donde emprender rutas senderistas y un montón de actividades al aire libre.

Después habrá que bajar de nuevo y dirigirse a la Plana de Mont-rós, con el santuario de la Virgen de la Plana y la leyenda que lo envuelve, según la cual podía verse deambular a un místico ermitaño que hacía las veces de curandero con la virgen a cuestas. Muy cerca, el pequeño Beranui, donde destaca la Iglesia de San Juan Evangelista, que ofrece otro espectacular mirador a 1.044 m, y desde el que parten numerosos senderos a los pueblos del sur del valle.

EXPLORANDO EL CENTRO

Paüls de Flamisell, Pobellà y Mont-rós son tres localidades muy cercanas entre ellas al norte de La Plana de Mont-Ros, desde la cual se puede recorrer un sendero sencillo que lleva hasta los tres. Pinares, terrenos arcillosos y muros de piedra seca acompañan hasta Paüls, el primero de ellos. Ubicado junto al barranco de Campos, conserva todavía uno de sus bienes más preciados: la iglesia dedicada a San Acisclo y Santa Victoria. Un poco alejada, la ermita de Santa Lucia ofrece otro edificio románico, levantado en el siglo XI-XII. Si se sigue hasta Pobellà, bien rodeado de pinos, se encontrará una bonita plaza en la que sobresale la Iglesia de Sant Miquel, punto de partida de rutas como la que parte hacia la ermita de Sant Quiri d’Ancs, con un mirador único a 1.833m. Por último, Mont-rós, con su reconocido campanario de la Virgen del Boix, rodeado de estrechas y frescas calles, está a tan solo un paso del Barranc de les Espones, perfecto para vivir un poco de aventura.

Al otro lado del río Flamisell, cerca de Castell-estaó, se encuentran el resto de pueblos del centro de la Vall Fosca. Obeix es el primero en aparecer. Ligado al nombre del castillo del mismo nombre que hubo un día en estas tierras y bajo la Serra de les Cabanes, en su núcleo se encuentra la ermita de Sant Cristau, muy cerca de un bonito mirador, y la iglesia de la Purificación, de origen románico. 

Cascada en Vall Fosca, Lleida© Marc - stock.adobe.com
El agua es protagonista en este valle formado por el río Flamisell en cuyo recorrido nos irán apareciendo cascadas y pequeños saltos de agua.

Antes de dirigirse a Aguiró, con su bella iglesia de San Juan Bautista y el sendero que parte hacia el vecino valle de Manyanet, y a Astell, en la que destaca el perfil de la torre cuadrada de la iglesia de Sant Andreu, es recomendable seguir una ruta: la que lleva a la Coscona, a la orilla del Flamisell, a través de un maravilloso robledal con sotobosque. A pocos kilómetros del norte del valle, falta pasar por Molinos, regado por el río y marcado sin duda por la construcción de la central hidroeléctrica del valle en el siglo XX y de todas las infraestructuras necesarias para albergar a trabajadores y familias en aquella época.

NORTE: INDUSTRIA Y NATURALEZA

La zona de más fama en el valle tiene aquí su inicio. Siguiendo la carretera hacia el norte de Molinos los pueblos no se alejan tanto del río como en la parte sur y centro de la Vall Fosca. Aquí las montañas se cierran más y el agua marca el ritmo. Torre de Cabdella es el primer pueblo y el centro administrativo. Creado para las instalaciones de la central hidroeléctrica y los domicilios de los trabajadores, ahora es uno de los mejores puntos de partida donde alojarse para conocer el lugar. En el núcleo principal se eleva uno de los dos templos considerados Bien Cultural de Interés Nacional del valle: la capilla de Sant Martí, anteriormente iglesia, pero adaptada tras un parcial derrumbe. 

Pueblos de Espui, en Vall Fosca, Lleida, Pirineos© Alamy Stock Photo
En el pueblo de Espui hay que subir hasta el mirador de la Virgen de Fa, con magníficas vistas del valle.

En Espui se encuentra la iglesia románica de Sant Julià del siglo XI y una de las rutas más especiales del valle, la que lleva al mirador y ermita de la Mare de Déu de Fa, a 1.597m de altura, que permite ver los picos del Montsent de Pallars, Peguera y los pueblos del norte del valle. Es entonces cuando se divisa el pueblo más alto del valle, Capdella. Su iglesia de Sant Vicenç, la otra del valle declarada Bien Cultural de Interés Nacional por tener algunas de las escasas pinturas góticas murales del Alto Pirineo, es tan interesante como la ubicación del municipio, donde desembocan los tres barrancos que forman el río Flamisell.

Este es, sin duda, uno de los puntos más interesantes, partida de diversos itinerarios, como el que dirige hasta la colonia de la central y el Museo Hidroeléctrico de Capdella. Con la voluntad de preservar el patrimonio, aquí es posible conocer el proceso de electrificación de Cataluña, ya que esta fue la primera central hidroeléctrica que se puso en funcionamiento en la comunidad. Puesta en marcha en 1914, aprovecha las aguas del Estany Gento, a 2.200 metros de altitud, a través de unas tuberías subterráneas que generan un salto de agua de más de 800 metros. Unos años después, esta central se articuló con la del Estany de Sallent, convirtiéndola así en la primera central reversible de Cataluña.

Central hidroeléctrica de Capdella en Vall Fosca, Lleida© Alamy Stock Photo
Museo Hidroeléctrico de Capdella.

Desde aquí solo queda subir hasta el embalse de Sallent, desde donde parte el famoso teleférico, puerta de entrada al Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, durante los días de verano. Antes de su puesta en marcha en 1989 ya se utilizaba para la construcción de la central, con lo cual los kilos de carga que aguantaba se contaba por miles. En 14 minutos salva un desnivel de 450 metros que permite llegar al Estany Gento y a la treintena de lagos que le rodean y que forman parte de la cabecera del valle.

Vía verde del Carrilet, Lleida© Alamy Stock Photo
La Vía Verde del Carrilet sigue el trazado del antiguo ferrocarril a lo largo de 5 kilómetros que, como es habitual en este tipo de vías, son prácticamente llanos.
Vía verde del Carrilet, Lleida© Lucia - stock.adobe.com
El Teleférico de la Vall Fosca, único en el sur de los Pirineos, lleva al Parque Nacional de Aigüestortes. El paisaje de alta montaña es único y de gran riqueza.

Uno de los itinerarios con más fama es el de la Vía Verde del Carrilet, que sigue el trazado del antiguo ferrocarril a través de túneles y sus vías a lo largo de 5 km prácticamente llanos. También son muchos los excursionistas que suben hasta aquí para realizar otros de largo recorrido, como el GR-11-20, que discurre por toda la cordillera pirenaica; o el de Carros de Foc, que pasa por los 9 refugios del parque nacional. Otros más cortos, pero no menos exigentes son el que lleva al refugio de Colomina y su estanque; el de la Collada dels Gavatxos, que en su camino hacia Francia bordea varios estanques; o el de los estanques de Rus.

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