Existe en la costa cantábrica una pequeña localidad, escasa en habitantes - unos 500 suertudos - pero numerosa en encantos. Delimitada por las rías, las marismas, el cantábrico y sus suaves colinas, Arnuero se enclava en un paisaje irrepetible que ha sabido cuidarse bien de los riesgos que presenta ser tan irresistible. Quienes lo visitan podrán estimar a simple vista que no es de extrañar que tenga muchos enamorados esperando a conocerla, y los temores que esto implica llevaron al pueblo a crear la figura del Ecoparque de Trasmiera.
PROTEGER EL PARAÍSO
Los cuatro núcleos del conjunto municipal - Arnuero, Isla, Castillo y Soano - forman parte de un proyecto que busca no solo potenciar el aspecto cultural y natural del pueblo, convirtiéndolo en una especie de museo al aire libre, sino también protegerlo. La inclusión de bosques, montes, playas, acantilados, caminos y poblaciones ha garantizado la puesta en marcha de una estricta conservación de sus ecosistemas, lo que le ha valido premios como el Hispania Nostra o el EDEN.
La recuperación del patrimonio histórico-artístico, antaño abandonado, y la revalorización de palacios, iglesias y el legado etnográfico de la zona, se suma al impulso por un amplio programa cultural y de ocio, sin dejar de lado el importante entorno natural y su cuidado. Para conocer más sobre el Ecoparque de Trasmiera antes de adentrarse en cada uno de los rincones del municipio, nada mejor que visitar su red de Centros de Interpretación y lanzarse a cualquiera de los bellos itinerarios que permiten descubrir el territorio.
ISLA
Sin duda, Isla es la localidad más famosa del municipio de Arnuero, y es que no solo aglutina en ella todas sus playas, sino que su gastronomía es notable y su casco histórico, Bien de Interés Cultural, es de gran importancia patrimonial. En este se puede ver fácilmente la división de poderes de antaño. El religioso es visible en la iglesia barroca de San Julián y Santa Basilisa, uno de los más bellos ejemplos de templo columnario de planta de salón en Cantabria y Bien de Interés Cultural, mientras que el militar se eleva en las torres medievales de vigilancia de Cabrahigo y del Rebollar.
En el civil destaca el Palacio de los Condes de Isla-Fernández, del siglo XVII, una perfecta muestra del buen hacer de los afamados canteros de la comarca de Trasmiera. Además de otras casonas con profusión de escudos nobiliarios, el casco histórico, rehabilitado integralmente, suma también el Albergue de Peregrinos del Camino de Santiago, ubicado en un edificio medieval del siglo XI y antiguo hospital para los caminantes.
Desde aquí no existe mejor idea que dirigirse hacia la ría y a la mítica playa dorada de La Arena, con bandera azul, ubicada en la desembocadura, y que conecta con la iglesia a través de la Ruta ría Castellano, siguiendo el curso hacia el interior, topándose con el bosque de encinar, la ruina del Molino de Castellano y las ermita de el Pinaruco y Los Mártires. A un paso del arenal se encuentra la escarpada costa por la que discurre uno de los dos senderos azules de la localidad, el de los Acantilados de Cabo Quejo. Con puntos que superan los 50 metros de altura, la ruta une la playa de La Arena con las que rodean la ría del mismo nombre en un recorrido perfecto para avistar aves.
La primera playa que aparece al final de este camino es la de Arnadal, seguida de la de los Barcos, El Sable (con bandera azul) y las que forma la ría de Quejo. La primera de ellas, semirural, cubierta de peñascos y con agua cristalina, está a un minuto andando de la siguiente, con amarres de embarcaciones y repleta de charcas perfectas para bucear con la marea alta. Vecina es la de El Sable, más urbana y familiar, accesible y con aguas muy tranquilas. Limitando con Noja, la ría forma un par de playas en marea baja, la de La Cava y la de El Cándano, de arenas muy finas y bastante tranquilas.
SOANO
El recorrido que sube por la ría de Quejo tiene como destino Soano y uno de sus lugares naturales estrella: el Molino de Santa Olaja y las Marismas de Joyel. La construcción es una de las pocas de su clase que quedan en pie, y tras su intervención arquitectónica y la recuperación de su maquinaria, abrió al público para mostrar cómo es la vida del molinero y su relación con la marisma.
La Casa de las Mareas, a pocos pasos, permite conocer en detalle los aspectos que hacen especial el ecosistema del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, haciendo hincapié en la emergencia climática o la importancia de especies locales, como la langosta de Isla. Dentro de sus límites se extiende la Ruta Marisma Joyel, otro de los senderos azules de Arnuero, que puede realizarse a través de visitas guiadas e incluso gymkanas para los más pequeños.
En cuanto al patrimonio histórico, Soano cuenta con la Iglesia de Santa María, pequeña y recogida, con tan solo una sacristía, un pórtico y una portada, y construida sobre un templo románico anterior. Recomendable es descubrir entre sus paredes un hermoso retablo dedicado a la virgen y la imagen medieval de esta con el Niño Jesús.
CASTILLO SIETE VILLAS
A pocos kilómetros de Soano se encuentra la localidad de Arnuero conocida popularmente como Castillo. A pesar de su pequeño tamaño, no le faltan atractivos culturales, empezando por la Torre de Venero, del siglo XIV, que junto a las de Isla conforman el conjunto de torres bajomedievales de la costa central de Cantabria. La Iglesia de San Pedro de Castillo, del siglo XII es una de las más suntuosas de la Cantabria rural, construida en estilo gótico y con una posterior reforma renacentista, cuyos canecillos aún guardan vestigio del románico y su altar, una cripta subterránea.
El edificio de las antiguas escuelas de Castillo acoge ahora el Centro de Tradiciones Salvador Hedilla ‘El Observatorio de la Memoria’. Aquí la cultura homenajea a uno de los personajes más ilustres de Arnuero, pionero de la aviación a principios del siglo XX, además de otros conocidos trasmeranos y las tradiciones y costumbres del pueblo en diferentes épocas. Aquí comienza uno de los senderos más famosos del lugar, la Ruta Castillo Histórico, que pasa también por la ermita de San Juan, cruza un bonito encinar, descubre la historia que envuelve a la familia Venero y el castaño centenario junto a su torre, además de las viviendas de antiguos personajes importantes del lugar, como Bruno Alonso o Gerardo de Alvear.
ARNUERO
El núcleo que da nombre al pueblo cierra este recorrido por el mismo con dos edificios de gran interés. Por un lado, la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, erigida en el siglo XVI. En su interior alberga uno de los mejores retablos platerescos renacentistas de Cantabria, realizado en el año 1542 por Simón de Bueras. Por otro lado, y junto al templo, se puede visitar el Observatorio de Arte, un centro de interpretación que trata los rasgos identitarios de la comarca de Trasmiera. Especializados en oficios como la arquitectura, la cantería, la escultura y la campanería, los trasmeranos recorrían pueblos dejando un legado de catedrales, iglesias, puentes, palacios, retablo y campanas ahora parte del patrimonio histórico. Este puede conocerse en una exposición didáctica e interactiva, con ejemplos de obras importantes tanto locales como de Castilla, Andalucía e incluso Portugal.
Desde aquí surge otra de las rutas más bonitas del municipio, la del Monte Cincho, recubierto de un encinar relicto, en el que también encinas, laureles y madroños acompañan hasta la pequeña cumbre, parte inseparable de la historia de los pobladores de Arnuero por la presencia del antiguo castro celta que dio origen al pueblo y que también hace las veces de punto de encuentro entre sus cuatro localidades. Su mirador es la mejor manera de tener una panorámica completa del Ecoparque y la Cordillera Cantábrica desde Santander hasta Bilbao.