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Cuando se trata de buscar un lugar con la mejor ubicación, que te haga adentrarte en la cultura de tu destino y que pueda presumir de tener la mejor panorámica, tenemos que hablar de Paradores. Por ello, hemos seleccionado nuestros favoritos para una escapada de interior esta primavera.
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El Parador de Molina de Aragón tiene un mirador del siglo XXI con la mejor panorámica a la fortaleza amurallada de Molina de los Caballeros. No hay mejor lugar para conectar con el pasado medieval de esta localidad.
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Flanqueado por la vibrante Plaza del Cabildo y por el Convento de las Mercedarias, y elevado sobre el río Guadalete, se encuentra el Parador de Arcos de la Frontera, uno de los 19 pueblos blancos de Cádiz y considerado uno de los más bellos de la sierra gaditana.
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Un Parador que es un fiel reflejo de las típicas casas andaluzas. Es una maravilla relajarse en sus patio central tradicional mientras tomas algo y te sumerges en las maravillas de esta región.
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El Parador de Jaén, de nueva construcción, se mimetiza con la arquitectura del castillo, alzándose sobre el cerro como una infraestructura poderosa que no deja a nadie indiferente. Desde allí, se puede apreciar todo ese mar de olivos, la sierra al fondo y los atardeceres más increíbles.
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Esta edificación deleita con sus vistas a todos los que la visitan, incluido el que fue presidente de Francia, Charles de Gaulle. Aquí, es mandatory disfrutar de su cocina regional, heredera de la tradición andalusí y con reminiscencias de la cocina pastoril.
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Conocido por ser uno de los pueblos más bonitos de España y una de las joyas escondidas de Aragón, Sos del Rey Católico invita a ser descubierto a través de su Parador, una acogedora casa solariega protegida por la histórica muralla.
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Esta villa medieval ha sido declarada Conjunto Histórico Artístico. Sus cómodas habitaciones, invitan al descanso total mientras disfrutas de las maravillosas vistas de sus callejuelas empedradas, pasadizos abovedados o incluso de la Casa Palacio de los Sada —que vio nacer al rey Fernando el Católico— desde el Parador y su jardín.
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Lo que en el siglo XVIII fue un palacio renacentista donde las familias nobles podían disfrutar de las vistas a la llanura alavesa, al pantano de Ullibarri y a la Sierra de Gorbea, hoy es un punto de encuentro para todos aquellos que visiten el Parador de Argomaniz.
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Sus instalaciones son el mejor refugio que podemos imaginar: vistas completas a la naturaleza, miradores y jardines donde disfrutar de una buena lectura junto a un vino, y vestigios históricos que acrecientan la leyenda de este aristocrático alojamiento.