DÍA 1
COMENZAMOS POR EL CASCO HISTÓRICO
Ya con todo el día por delante habrá que volver a Marienplatz para verla en su mejor ambiente y asomarse a los grandes monumentos del casco histórico. Ahora sí se podrá subir a la torre del Ayuntamiento –y en ascensor– para admirar las vistas, aunque la panorámica que ofrecen las alturas de la vecina iglesia de San Pedro es todavía mejor. Eso sí, para asomarse a ella habrá que subir casi 300 peldaños a pie.
A pasos escasos metros, el imprescindible mercado de Viktualienmarkt, con sus puestos de frutas y flores pulcramente ordenadas, de mermeladas caseras o embutidos alemanes, atesora también infinidad de cafés y chiringuitos en los que hacer un alto para probar unas salchichas weisswurst acompañadas de alguna de las cervezas por las que Múnich es mundialmente famosa.
Callejeando habrá de buscar la plaza de St. Jakobs, donde las vanguardistas hechuras de la nueva Sinagoga y el Museo Judío contrastan con el caserío medieval entre el que se esconde el Museo de la Ciudad o Stadtmuseum. Y, virando hacia la comercial Sendlingerstrasse, no habrá que perderse el exceso barroco de la iglesita de Assamkirche antes de poner rumbo hacia las peatonales y a rebosar de tiendas Kaufingerstrasse y Neuhauserstrasse, donde se levanta St. Michael, otra de las iglesias más bonitas de la ciudad.
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