Paradas imprescindibles para comerse y beberse Narbona 

Un restaurante que es récord Guinness por sus más de 100 quesos, una preciosa abadía cisterciense donde se elabora vino desde el siglo XII o un singular mercado son algunas de ellas de las exquisitas razones que animan a visitar esta ciudad llena de atractivos alrededor del canal de la Robine. 

Por ELENA ORTEGA

En la costa mediterránea francesa, abrazada por los viñedos y las lagunas del Parque Natural de la Narbonnaise, Narbona ofrece una excelente combinación histórica y gastronómica entre el mar y la montaña. Nos encontramos en el departamento de Aude, en la provincia de Occitania, a tan solo 100 kilómetros de la frontera española. Una estupenda localización que, sumada a la proximidad con Toulouse y Montpellier, le ha valido a la ciudad un crecimiento constante donde hacer ricas paradas enogastronómicas y disfrutar del relajado y delicioso estilo de vida de la región. 

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MERCADO DE LES HALLES 

A orillas del bonito canal de la Robine, parte del Canal du Midi, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, encontramos Les Halles, un mercado alojado en un espléndido edificio del siglo XIX que es el indudable punto de encuentro de la vida de Narbona. Por las mañanas resulta interesante dejarse llevar por el bullicio de los mostradores de pescados, mariscos, verduras y carnes. A la hora del almuerzo, Les Halles se transforma en la parada gastronómica de la ciudad por excelencia, tomando presencia los wine bars, puestos de comida y bistró en los que degustar quesos, magré de pato, steak tartar, ostras y otras delicias de la cocina occitana. 

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La nota distintiva y divertida del mercado la pone el exjugador de rugby Gilles Belzons, quien, desde su carnicería-charcutería lanza por los aires las carnes que se cocinarán a la plancha en Chez Bebelle (chez-bebelle.fr/narbonne), el puesto situado justo enfrente, pero no sin antes anunciar por un megáfono el sobresaliente pase. ¡Todo un espectáculo! 

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Chez Formi es otro de los restaurantes emblemáticos donde comer en Les Halles y entremezclarse con su ambiente cálido disfrutando de bocados sencillos y caseros, una fórmula que nunca falla. 

BODEGAS GERARD BERTRAND EN CHÂTEAU L’HOSPITALET 

La tradición vinícola de Narbona se remonta a muchos siglos atrás. Hay que tener en cuenta que fue el segundo puerto más importante por el que desfilaba vino durante el Imperio romano, por detrás del de Ostia, en Roma. Por algo estamos en la mayor región productora de vino del país con la extensión de viñedos más grande en cuanto a superficie. Uno de los once viñedos del grupo Gerard Bertrand, reconocido por sus excelentes vinos del Languedoc, sobresale entre los productores del sur de Francia. Los viñedos se reparten a ambos lados de una montaña del macizo de la Clape, por lo que la uva que se obtiene de cada uno de ellos otorga propiedades muy diferentes a sus distintos caldos ecológicos. 

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Rodeado de las 1000 hectáreas de vides, Château l´Hospitalet (chateau-hospitalet.com) es un hospital del siglo XI convertido en bodega y hotel boutique con 38 habitaciones que miran hacia los viñedos de agricultura biodinámica. El hotel cuenta también con el restaurante L´Art de Vivre. En él los productos orgánicos de temporada dan rienda suelta a platos contemporáneos con toques clásicos perfectos para ser maridados con los vinos de la bodega, en la que también es posible hacer completísimas catas. 

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LES GRANDS BUFFETS 

Piensa en cualquier plato que te apetezca comer, ¿lo tienes? Pues seguro que en Les Grands Buffets también. Mariscos, tartares y, sobre todo, muchos quesos componen la oferta de este establecimiento kitsch inspirado en Versalles y hasta el que llegan clientes de todas partes. No te dejes llevar por su nombre, porque éste no es un bufet cualquiera. Aquí, el buen comer es inagotable y está al alcance de todos (a un precio de 52,90 €), pero sin obviar la exclusividad. 

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Louis Privat abrió el restaurante, revolucionario para la época, en 1989 conservando la tradición francesa en sus detalles más simples, como en el uso de candelabros y manteles de hilo. Pero vayamos a por un plato y... ¡que comience el festín! 

Una cascada de bogavante y 55 toneladas de ostras llaman la atención entre toda la comida, a la que se le suman 111 quesos diferentes procedentes de toda Europa, que le han llevado a Les Grands Buffets (lesgrandsbuffets.com) a ostentar el récord Guinness en la mayor colección de quesos del mundo en un restaurante. 

¿Queda espacio para el postre? La variada repostería tradicional elaborada al momento pone el toque dulce con macarons, crepes suzettes y pasteles de todo tipo. Para acompañar la comida, 70 referencias de vinos de toda la región se ofrecen, en copa o en botella, a precio de productor. 

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ABADÍA DE FONTFROIDE 

A 15 kilómetros de Narbona, rodeada de frondosas colinas y viñedos, la abadía cisterciense de Fontfroide es una de las visitas indispensables de la zona. Con nueve siglos de historia y varios estilos entre sus paredes, ofrece un interesante recorrido por su claustro, iglesia, jardines y resto de edificios que lo componen. 

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Después del paseo histórico, una suculenta opción es comer en su restaurante, La Table de Fontfroide (fontfroide.com/le-restaurant) maridando los platos de carne, quesos y foie gras con los vinos de la propia bodega de la abadía, del siglo XIX. 

Un centenar de monjes y 200 legos vivieron en el lugar hasta 1901, cuidando de sus vides desde el siglo XII, una tradición que ha perdurado con los años y de la que se hace partícipe a los visitantes por medio de una muestra de la antigua bodega y una cata dirigida por el responsable y sumiller del lugar (desde 9,50 €). 

CÓMO LLEGAR A NARBONA 

Narbona se encuentra a tan solo cinco horas de Madrid o a dos desde Barcelona en el tren de alta velocidad Renfe-SFCN, el medio más cómodo para viajar hasta todos estos placeres occitanos.