Cantabria, la ruta de los árboles gigantes

El bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal y el hayedo de Saja, el segundo mayor de Europa, son el alfa y el omega de este itinerario. Para ir de uno a otro, se sube en coche por el valle de Cabuérniga, donde también hay ejemplares enormes (los robles del monte Aá, en Ruente) y una historia no menos grande. En el camino, Bárcena Mayor es parada obligada, uno de los pueblos más bellos y antiguos de Cantabria

HOVIAJES Cantabria
Andrés Campos

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Este monte de cabezón de la sal, como todos los bosques de España situados a menos de 25 leguas (casi cinco kilómetros) de la costa, estuvo desde 1748 a libre disposición de la Marina. La construcción de navíos, las plagas y enfermedades lo mermaron drásticamente. Para repoblarlo, se plantaron, en los años 40 del pasado siglo, pinos, eucaliptos, abetos de Douglas, castaños japoneses... y 848 secuoyas que hoy dejan atónito por su tamaño y por lo poco que les ha costado alcanzarlo: 80 años, para seres vivos que viven 3000.

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Monumento Natural de las Secuoyas del Monte Cabezón.
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El bosque está a tres minutos de Cabezón, junto a la carretera que lleva a Comillas. Hay aparcamiento, paneles informativos, cinco sendas señalizadas e incluso un par de pasarelas para adentrarse en su espesura. Aunque los caminos marcados suman más de cinco kilómetros, el cogollo del monte, donde se alzan estos ejemplares de 30 metros de altura, se recorre cómodamente en una hora, sin posibilidad de extravío.

En el valle de Cabuérniga también hay árboles grandes. Y pueblos encantadores. E historia. Atravesando Cabezón y Carrejo y cruzando el Saja, remontaremos su curso hasta la divisoria de la cordillera Cantábrica, donde unas aguas van para este río y otras al Ebro. Es el camino que siguió Carlos V la primera vez que vino a España para ser coronado rey de Castilla. Y el que siguieron los cántabros en el siglo ix para ir a repoblar las tierras recién reconquistadas allende la montaña. Junto al puente de Santa Lucía, una peña lleva escrita la frase de Víctor de la Serna: “Aquí empieza esa cosa inmensa e indestructible que llamamos España”.

Enseguida, valle arriba, está Ruente. Y a cinco kilómetros de esta localidad, el robledal del monte Aá. Es una buena excursión a pie, de cuatro horas de duración. Y un bosque extraordinario de robles comunes o cagigas, como les dicen aquí. Algunos monumentales y milenarios, varios de ellos figuran en el inventario de árboles singulares de Cantabria.

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Rincón de Bárcena Mayor, con sus calles empedradas, sus solanas y sus anchos portalones como nuevos después de siglos y siglos de cobijar bajo ellos los carros.

La carretera sube enhebrando pueblos encantadores, con restaurantes y alojamientos donde hacer parada: Sopeña, Valle, Terán, Selores, Renedo… Tras pasar Fresneda, vale la pena desviarse para seguir al río Argoza, afluente del Saja, hasta Bárcena Mayor. Rara es la lista de los pueblos más bellos de España en la que no sale, en los primeros puestos, este conjunto histórico de neto sabor montañés y que es (eso dicen) el pueblo más antiguo de Cantabria.

Poco más adelante nos adentramos en el hayedo de Saja, el segundo mayor de Europa. Aunque se puede seguir el sendero que va del pueblo de Saja al de Tudanca, en el vecino valle del Nansa, es más cómodo verlo desde el coche, continuando la subida por carretera hasta el puerto de Palombera. Antes de llegar, el balcón de la Cardosa es el lugar para apearse y mirar: valle, hayedo, montañas y prados salpicados de vacas tudancas. Aquí nunca se está solo. Siempre hay observadores embelesados. Y, en su defecto, la escultura de un corzo.

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A la izquierda, los pueblos de Lamiña y Barcenillas son el punto de inicio de un sendero de siete kilómetros (ida y vuelta) que lleva, entre praderías y bosques, a las cascadas de Ruente, en la confluencia de dos arroyos. A la derecha, el Capricho de Gaudí.

No dejes de...

Acercarte a Comillas. A diez minutos del bosque de secuoyas se encuentra esta villa señorial adornada de elegantes casonas barrocas, edificios medievales y obras modernistas firmadas por los arquitectos catalanes más aclamados: el Capricho de Gaudí (en la imagen), el Palacio de Sobrellano, la universidad... Muy próximo queda el Parque Natural de Oyambre, con una espectacular playa.

Guía práctica

Guía práctica

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Cómo llegar

El bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal está a 44 kilómetros de Santander. Mejor visitarlo a primera hora del día, porque el aparcamiento es pequeño y suele llenarse después. Una vez recorrido el bosque, la ruta continúa subiendo en coche desde Cabezón hasta el puerto de Palombera (42 kilómetros).

Qué ver

BOSQUE DE SECUOYAS DE CABEZÓN. Está declarado monumento natural y se extiende a lo largo de 2,5 hectáreas. Una hora lleva recorrerlo dando un paseo circular, pero se puede prolongar siguiendo alguna de las cinco sendas perimetrales señalizadas. Perfecto para ir con niños.

ROBLEDAL DEL MONTE AÁ. Nada más salir de Ruente, en el kilómetro 7,400 de la CA-180, hay que doblar a la derecha para cruzar el Saja y seguir caminando cinco kilómetros hasta llegar al lugar donde se encuentran los árboles más corpulentos, que se localizan siguiendo una corta senda indicada. En total, es una ruta a pie de 10,5 kilómetros y cuatro horas de duración (incluida la vuelta por el mismo camino), con escaso desnivel (ruente.es).

BÁRCENA MAYOR. Es uno de los pueblos más bonitos de España, un prodigio de arquitectura rural montañesa bien conservada.

BALCÓN DE LA CARDOSA. Muy cerca del puerto de Palombera, subiendo por la carretera CA-280, se descubre el mejor mirador del valle de Cabuérniga. Ideal para un pícnic.

Dónde dormir

EL JARDÍN DE CARREJO (Carrejo, eljardindecarrejo.es). Hotelito con mucho encanto y 30.000 metros cuadrados de praderas y árboles singulares, incluidas secuoyas. Lo eligió Nicole Kidman para descansar durante el rodaje de Los otros.

CAMINO REAL DE SELORES (Selores, caminorealdeselores.com). Casa del siglo XVII convertida por el decorador Paco Entrena en el hotel rural más sorprendente y fotogénico del valle de Cabuérniga. También cuenta con un buen restaurante.

EL BOSQUE DE LA ANJANA (Selores, elbosquedelaanjana.es). Siete habitaciones de lujo en un pajar del siglo XIX, con mobiliario de diseño exclusivo.

Dónde comer

LA SOLANA (Bárcena Mayor, tel. 647 87 45 74). Es un placer genuino saborear un cocido montañés en su terraza, contemplando las calles empedradas del pueblo. También gustan mucho aquí las fabes con venado, la caza y las carnes de vaca tudanca.

LA NOGALEA (Ruente, laflordelnogal.com/index.php/restaurante). En una casona montañesa del siglo XVIII, Santi y Ceci deslumbran desde hace 30 años con platos elaborados y bien presentados. Las fabes con bogavante y el chuletón de vaca tudanca son excelentes. También es una posada rural con cuatro bonitas habitaciones.

ENRIQUE (Ucieda, restaurantenriqueucieda.es). Más de 60 años lleva este restaurante en el barrio de Arriba, junto a la bolera, haciendo bien lo de siempre: cocido montañés, chuletón a la piedra y postres caseros.

Más información

TURISMO DE CANTABRIA, turismodecantabria.com



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