Las Caderechas, Burgos tiene su propio valle del Jerte

Al norte de la provincia existe un sorprendente valle, alejado de las rutas habituales, repleto de árboles frutales que estallan en flor durante la primavera. Pintorescos pueblos de arquitectura medieval, entre un manto blanco de millones de flores, nos esperan en un recorrido por esta tierra fértil que después teñirá su paisaje de verde manzana y rojo cereza.

Por hola.com

¿CUÁNDO FLORECEN LOS CEREZOS? 

La altitud y el excepcional microclima del que disfruta Las Caderechas (valledecaderechas.com), gracias a las cresterías que lo protegen de los fríos vientos del norte, favorecen el cultivo de cerezos. Cuando florecen durante la primavera, este rincón de Burgos alejado de las rutas habitiales recuerda al valle del Jerte cacereño. Entre mediados y finales de abril, siempre dependiendo de la climatología, cuando sus miles de cerezos tiñen el paisaje de blanco, es el momento ideal para acercarse a la zona a disfrutar del espectáculo visual. 

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RUTA POR LOS PUEBLOS DEL VALLE DE LAS SENSACIONES 

La mejor manera de acercarse a este «Valle de las Sensaciones», como se le conoce, es por Salas de Bureba, un pequeño pueblo de casonas señoriales a poco más de 8 kilómetros de la localidad de Oña. Siguiendo la carretera alcanzamos Aguas Cándidas, donde brotan varios matinales de considerable caudal que nutren al arroyo Vadillo. Un bonito lugar con arquitectura popular tradicional.  

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También se puede acceder al valle desde el pueblo de Hozabejas, rodeado de bosques y árboles frutales, y a las puertas de un desfiladero del que hereda su nombre, atravesando la estrecha y profunda hoz por la que se adentra la carretera.  

Parada imprescindible en la ruta es Huéspeda, la tranquila localidad, a 850 metros de altura y rodeada de imponentes murallas rocosas, que nos regala la mejor panorámica de Las Caderechas. Excelentes vistas se tienen también desde los miradores de Herrera de Valdivielso y Madrid de las Caderechas, los tres pueblos situados a mayor altitud de la zona. Desde este último parte también la ruta de los Cerezos, un agradable y sencillo paseo de poco más de un kilómetro entre árboles frutales y flores que discurre en dirección a Huéspeda.  

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Otros pueblos en los que hacer un alto en el camino son la localidad de Quintanotopio, con una bonita iglesia gótica del siglo XIV; Ojeda, de bellas casonas con entramados de madera; y Río Quintanilla, donde se descubren algunos de los paisajes más bellos del valle. Junto a esta localidad llama la atención, ya desde la distancia con su enorme espadaña, la iglesia de San Emeterio y San Celedonio, la joya románica de Las Caderechas, del siglo XII y uno de los mejores ejemplos de este estilo arquitectónico en el valle. En su interior, con una nave única y un ábside semicircular, encontramos dos tesoros: unas pinturas murales que representan la bóveda celestial estrellada y una sencilla pila bautismal de gran valor. No hay que perderse las fantásticas vistas desde el campanario. 

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De camino a la salida del valle paramos en Catabrana para ver un buen conjunto de arquitectura tradicional con entramados de madera, varias casonas señoriales y algunas antiguas bodegas subterráneas donde antes se guardaba el chacolí procedente de las viñas de los alrededores. El recorrido finaliza en Terminón, a apenas 4 kilómetros de Oña, que fue frontera de las legiones romanas y zona de paso de alguna de sus calzadas.  

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RUTAS SENDERISTAS 

Para los que gusten de los paseos este hermoso valle no solo se recorre en coche, también a pie, e incluso en bici, porque encontramos numerosas rutas senderistas con diferentes distancias y niveles de dificultad, perfectas para hacer en primavera. Entre las más recomendables, Los canales de Madrid, un recorrido de dificultad baja, 17 kilómetros con salida y llegada al pueblo de Rucandio, que permite disfrutar de cerca de los cerezos en flor y también adentrarse entre bosques de pinos y quejigos.  

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En Salas de Bureba se puede hacer, tanto a pie como en bici, la ruta de los Molinos, sencilla, circular y de 11 kilómetros, que pasa por la antigua central hidroeléctrica y la cascada que proveía de agua al molino. En la zona hay merendero con mesas donde descansar. 

Y para los que quieran disfrutar de cascadas, la preciosa ruta que acompaña al arroyo de la Valdelapelilla y que culmina en la cascada de la Huevera. Parte de la localidad de Padrones y son 10,5 kilómetros de recorrido circular ideal para hacerla en época de lluvias y ver la cascada en todo su esplendor.  

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¿DÓNDE DEGUSTAR CEREZAS Y MANZANAS? 

En el valle se producen y comercializan diez tipos de cerezas diferentes con marca de garantía que certifica su origen. El momento de la recogida y de degustación en cualquiera de los pueblos del valle es entre los meses de junio y agosto. Gracias a los manzanos autóctonos del valle, podemos degustar también la manzana reineta, con marca de garantía del valle de Las Caderechas.

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BUENA MESA Y DESCANSO

Junto del valle, en la localidad de Oña, se encuentra Camino Condal, a un paso del monasterio de San Salvador, la joya de esta localidad. Una confortable casa rural en un edificio rehabilitado al estilo indiano. También en Oña, El Rincón del convento, frente al monasterio, un alojamiento rural en un edificio rehabilitado del siglo XIX. Para alojarse dentro del valle una de las localidades con más servicios es Terminón, allí se encuentra la casa rural El Esquilador, un agradable alojamiento de alquiler completo.

A la hora de sentarse a la mesa una buena opción en Oña es el restaurante Blanco y Negro. Degustación de platos en los que se alternan los productos castellanos, en especial un asado de cordero lechal ecológico, con sorprendentes elaboraciones de Senegal.