Gran Canaria también tiene su propio Machu Picchu

Más allá de playas, la mayor de las islas canarias depara grandes sorpresas en su interior. Esta ruta de montaña desde el barranco de Tirajana a la caldera de Bandama, las va descubriendo poco a poco, incluidos los roques insulares más famosos y el pueblo campesino de Agüimes.

por MAR RAMÍREZ
Barranco de Tirajana, Gran Canaria

Comenzamos la ruta en Agüimes, a 15 kilómetros del aeropuerto y a 35 de Las Palmas de Gran Canaria, donde las numerosas esculturas y murales han llenado de color y arte todos los rincones de su casco antiguo, convirtiéndola en un museo al aire libre. Pero en esta localidad lo que también llama la atención son las panorámicas del barranco de Guadayeque en el que está enclavada, con sus verticales laderas cubiertas de almendros y casas trogloditas que horadan su paisaje en torno a la ermita de San Juan Bautista (aguimes.net) 

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Conduciendo por la sinuosa carretera GC-550 que asciende en busca del barranco de Tirajana iremos atravesando un precioso paisaje de barrancos, montañas… ¡y olivos! Sí, los de Temisas, que son el origen de un afrutado aceite de oliva virgen muy apreciado al crecer sobre tierra volcánica. Una vez aquí conviene tomarnos un tiempo para asomarnos al universo en su Observatorio Astronómico (astrotemisas.probooking.es), que por algo el cielo canario es uno de los más limpios del mundo e ideal para contemplar el firmamento.

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LA FORTALEZA

En las inmediaciones de Santa Lucía hacen su aparición los tres roques que forman La Fortaleza, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Gran Canaria, ya que se cree pudo ser uno de los dos templos donde los aborígenes de estas tierras se acercaban a los dioses. El efecto del último rayo de sol al atravesar la cavidad natural abierta en su cumbre hizo que cada solsticio de verano se convirtiera en lugar de peregrinación por su carácter sagrado.

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En este Machu Picchu a la canaria, habitado desde el siglo VI d.C., podemos admirar un conjunto de grabados rupestres, restos de muros defensivos y piedras donde, según se cree, los primeros pobladores agradecían a las divinidades los ciclos de las estaciones. Junto al yacimiento encontramos un centro expositivo donde profundizar en el descubrimiento de este espacio arqueológico y, de paso, conocer cómo era la vida cotidiana de los habitantes del poblado gracias a una recreación audivisual.

LOS ROQUES MÁS FAMOSOS DE LA ISLA

Para admirar los roques más famosos de la isla hay que seguir enfilando hacia la caldera de Tejeda, huella dejada por una violenta explosión volcánica hace 14 millones de años. En este territorio deescarpados barrancos sobresalen dos imponentes monolitos de roca basáltica: el Roque Nublo, que con sus 80 metros de alto ocupa el centro geográfico de la isla; y el Roque Bentayga, de mayor tamaño y lugar de culto de un asentamiento prehispánico, que cuenta con un centro de interpretación a sus pies.

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Pero en esta isla que es Reserva de la Biosfera de la Unesco y en este entorno, lo que se impone es apuntarse al senderismo. La ruta indispensable lleva a Tejeda, con un pintoresco caserío que figura entre los más bonitos de España. Con el impresionante barranco de La Aldea a sus pies y el Teide a poniente, las puestas de sol desde este punto resultan siempre espectaculares.

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MIRADORES

Otro de los lugares memorables para contemplar el atardecer grancanario es el mirador de la Cilla, en el pueblo de Artenara, que además conserva un excepcional conjunto de casas-cueva. Y también la Cruz de Tejeda, que corona este puerto de montaña a 1580 m de altura. Es la puerta de entrada a las cumbres isleñas, un paisaje de volcanes cubiertos de pinos canarios que se va quebrando en hondos barrancos que bajan hacia el mar. Muchas son las sendas que podemos seguir y brindan magníficas panorámicas, como el pico de las Nieves, a 1949 m, su mejor mirador.

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CALDERA DE LOS MARTELES

Otra opción en la zona de cumbres es seguir el sendero circular de algo más de 7 kilómetros que atraviesa el paisaje de la Caldera de los Marteles, creado por una erupción volcánica hace un millón de años y que descubre impresionantes roques producto de la erosión y especies vegetales endémicas.

Descendemos desde las cumbres hacia el noreste siguiendo el barranco de Guiniguada. En él se encuentra el vergel de Vega de San Mateo, cuyo animado mercadillo agrícola de los domingos es la mejor exposición de los frutos de sus ricas huertas regadas por los abundantes arroyos del lugar.

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CRÁTER DE BANDAMA

Cuando parece que la geografía volcánica se suaviza, a menos de media hora, surge el cráter de Bandama, que se extiende por los barrancos de Las Goteras y Guiniguada. Con un kilómetro de diámetro, 574 metros de altura y 216 de profundidad, se formó hace 5000 años junto al antiguo volcán Pico de Bandama, aunque lo que se observa es el resultado de la erupción de hace 1970 años, la más joven de la isla.

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Recorrer el cráter de Bandama desde el bonito caserío del mismo nombre es una ruta exigente, pero la recompensa es caminar entre tajinastes e incienso canario hasta alcanzar los antiguos campos de labor y viñedos de malvasía plantados tras la colonización por un emprendedor flamenco de apellido Van Damme, al que la caldera debe su nombre. Si lo que se busca es su mejor perspectiva hay que enfilar hacia el vecino pico Bandama. Accesible por carretera ofrece un panorama extraordinario con el Real Club de Golf de Las Palmas, el decano de España, al borde de la caldera.

Y SI TE ATREVES

Prueba el salto canario (salto del pastor) y el silbo, dos actividades tradicionales que servían a los habitantes de la montaña para desenvolverse en estas abruptas tierras y comunicarse a distancia entre barrancos. La empresa de turismo activo Climbo Rocks (climbo.rocks) enseña a practicar estas actividades durante sus rutas de senderismo. En este entorno también puedes sentir la emoción del barranquismo, el vértigo de una vía ferrata y la escalada.

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DÓNDE DORMIR

Las Calas (hotelrurallascalas.com), en Vega de San Mateo, es una casona del año 1800 que aúna el encanto rural en sus habitaciones y jardín con las comodidades de un moderno hotel en el campo. De estilo canario es El Mondalón (hotelruralmondalon.es), en Los Hoyos, que ofrece entre sus experiencias hacer enoturismo en la misma finca o recorrer los senderos locales, como el que lleva hasta el cráter de Bandama. Tambien cuenta con restaurante. En Cruz de Tejeda y en plena naturaleza está El Refugio (hotelruralelrefugio.com), una casona típica canaria ideal como punto de partida para recorrer las sendas y contemplar los roques. Con vistas a la inmensa caldera de Tejeda, el Parador Cruz de Tejeda (parador.es), con spa y piscina hidrotermal.

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DÓNDE COMER

En Agüimes, El Populacho (tel. 928 78 45 14) es un gastrobar con el sabor de una antigua tienda de ultramarinos que dispone de una agradable carta de picoteo de sabores canarios. Y Guayadeque (tel. 928 17 87 44), un imprescindible al recorrer el barranco que le da nombre, no solo por estar instalado en una cueva, sino por probar su carne de cerdo frita, cochino y pollo al horno de leña y sus parrilladas.