Dos castillos (o tres) en una ruta insospechada por Cuenca

El Marqués de Villena fue el hombre más rico y poderoso de la España de mediados del siglo XV y su recuerdo sigue muy vivo en la comarca conquense del Záncara, donde levantó dos importantes fortalezas. Quien las visita no solo oye ecos de guerras, sino también las voces de don Juan Manuel, Jorge Manrique y fray Luis de León.

Por ANDRÉS CAMPOS

El marqués de Villena tenía castillos por doquier, pero en la Mancha conquense, tuvo dos que fueron muy especiales, para él y para la historia de España: el de Belmonte, su villa natal, y el de Castillo de Garcimuñoz, donde murió luchando el poeta Jorge Manrique. Una ruta entre una y otra fortaleza, que apenas distan 40 kilómetros, descubre, además, la insospechada monumentalidad de Villaescusa de Haro, las ruinas de un tercer castillo y unos paisajes agrícolas bellísimos, que poco han cambiado desde que estas tierras las araban los romanos.

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CASTILLO DE BELMONTE

En un cerro con vistas sobre la población, y unido a ella por una larga muralla, está el castillo de Belmonte (castillodebelmonte.com), que el marqués de Villena se hizo a capricho, con unos interiores palaciegos decorados con espléndidos artesonados mudéjares. Y con filigranas escultóricas, como el bestiario medieval de la capilla, que justifica por sí solo la visita. Eugenia de Montijo, heredera de la casa de Villena, se gastó un millón y medio de pesetas de 1870 en restaurar esta fortaleza que, entre otros usos (monasterio dominico, cárcel…), ha servido para rodar numerosas películas, la más famosa de todas El Cid (1961), protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren. Gracias al empeño de sus propietarios, la familia Fitz-James Stuart, ha vuelto a recuperar su pasado esplendor e insuflado parte de su vitalidad a Belmonte.

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Además del castillo, también hay que pasear por las acicaladas calles y plazas de la localidad y a asomarse a la colegiata que construyó el marqués de Villena y al vecino palacio donde nació en 1419, levantado un siglo antes por el infante don Juan Manuel y hoy un flamante hotel con spa y claustro renacentista. Próximo a él está el lugar en el que nació Fray Luis de León, en la calle que lleva su nombre. También para admirar, la monumental puerta de Chinchilla; la plaza del Pilar (con sus dos fuentes, una dulce y otra salobre); la plaza de Correos, antiguo claustro del colegio de los Jesuitas; y la casa Bellomonte, recreación de una vivienda del siglo XV en un corral de comedias del XVI.

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VILLAESCUSA DE HARO

Si sorprende el empaque monumental de Belmonte, más aún lo hace el de la vecina Villaescusa de Haro, un pequeño lugar del que pocos viajeros han oído hablar y que resulta que estuvo a punto de tener universidad en tiempos de Isabel la Católica. Al final, al morir la reina, la universidad fue para Alcalá de Henares, pero Villaescusa se quedó con el edificio colegial y con otros muchos testimonios de su pasada grandeza: la iglesia de San Pedro Apóstol, con su magnífica capilla de la Asunción; el pósito; el palacio de los Ramírez; el convento de los Dominicos; los lavaderos porticados, la fuente que dicen Romana…

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CASTILLO DE HARO

Carretera de Cuenca adelante, al cruzar el Záncara, se descubren a la izquierda, sobre una colina ribereña, las ruinas de esta fortaleza del siglo XV, que fue construida por la Orden de Santiago y ofrecen una hermosa vista del río Záncara serpenteando entre campos de labor y cerros salpicados de encinas y carrascas. Alrededor de él solo se ve algún rebaño de ovejas y algunas aves sobrevolando la cercana laguna de los Capellanes.

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CASTILLO DE GARCIMUÑOZ

Tras conducir 14 kilómetros se atisba la silueta inconfundible del castillo que da nombre a esta población, en el que pasó sus últimos años escribiendo el infante don Juan Manuel. La fortaleza está cerrada por obras de restauración, pero se puede admirar su puerta de estilo gótico isabelino. El marqués de Villena lo hizo de piedra (antes era de yeso) y los Reyes Católicos lo desmocharon, como castigo por haber apoyado aquél a la Beltraneja. Luego se ha de pasear por las calles del lugar, entre blancas casas blasonadas, hasta el cerro de San Juan, donde hay una buena vista del castillo, del pueblo y de los campos circundantes. Hay que preguntar por el camino de la Nava, para acercarse en coche o paseando (algo menos de una hora) hasta la cruz que señala el lugar donde fue herido Jorge Manrique.

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PARA DESCANSAR

En Belmonte, el Palacio del Infante Don Juan Manuel (hotelspainfantedonjuanmanuel.es) alberga este cuatro estrellas, que, además de un precioso claustro y otros valiosos restos arquitectónicos, tiene piscina exterior, spa y restaurante. Buena elección es también el Palacio Buenavista (palaciobuenavista.es), una casona del siglo XVI con habitaciones rústicas, gran patio de columnas y restaurante de platos típicos; y la encantadora casa rural Ínsula Barataria (casainsulabarataria.com), con vistas al castillo y buenos desayunos. En Villaescusa de Haro está el Palacio Rural Universitas (palacioruraluniversitas.com), el que iba a ser colegio universitario en el siglo XV, ahora un alojamiento rural.

PARA REPONER FUERZAS

En Belmonte dos buenas referencias de recetas tradicionales son La Muralla (lamurallabelmonte.com) y La Cochera (tel. 617 58 45 68)  

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