¿Cráteres y lagunas encantadas en Cuenca? Díficil de creer, pero cierto

A unos 20 kilómetros de la capital conquense descubrimos un conjunto de increíbles maravillas naturales. Son singulares torcas de bordes escarpados y hasta cien metros de profundidad y lagunas que cambian repentinamente de color. Sorpresas así no se encuentran todos los días.

Por ANDRÉS CAMPOS

El monte de los Palancares es una muela caliza de la Serranía Baja de Cuenca donde a primera vista no hay nada más que pinos laricios, esbeltos y plateados. Sin embargo, en cuanto uno baja del coche y se pone a caminar, ve aquí y allá inmensos cráteres en alguno de los cuales cabría holgadamente la plaza de toros de Las Ventas. ¿Viejos volcanes? ¿Impactos de meteoritos? ¿Topos mastodónticos? Nada de eso. Son torcas o dolinas, antiguas cavernas formadas por la disolución de la roca caliza, cuyos techos han acabado por desplomarse.

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CÓMO DESCUBRIR LAS TORCAS DE LOS PALANCARES

Hay una treintena de torcas en este entorno. La más profunda roza los cien metros y la más ancha los 700. Buena parte de ellas las podemos visitar a pie, sin pérdida posible, siguiendo tres senderos señalizados: el más largo, de un par de horas, y el más corto, de 30 minutos.

Quien no quiera andar ni eso, debe al menos asomarse a la torca del Lobo, que queda a solo diez minutos del aparcamiento –junto a él hay un centro de información que abre en temporada alta– y es una de las más espectaculares, bordeada como está de paredes completamente verticales.

También preciosa y cómoda de ver es la torca de la Novia, a 800 metros del aparcamiento, al lado mismo de la carretera. Es la más pequeña (60 metros de diámetro), pero tiene una forma circular impecable, un borde escarpadísimo y una leyenda detrás que le aporta misterio.

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CÓMO DESCUBRIR LAS LAGUNAS DE CAÑADA DEL HOYO

La misma carretera de las torcas lleva, en otros 12 kilómetros, hasta estas lagunas. Si conducimos atentos, enseguida veremos dos letreros que indican el paradero de sendos pinos monumentales: el Candelabro, que tiene 400 años, y el Abuelo, el ejemplar más viejo de la provincia de Cuenca.

De las 7 lagunas de Cañada del Hoyo, que también son torcas, pero anegadas, cuatro están dentro de una finca privada, pero las otras tres (en realidad, las más grandes y espectaculares) son de acceso libre. Entre estas últimas se encuentra la de la Cruz o de la Gitana (13 metros de diámetro y 25 de profundidad), famosa por su belleza, su trágica leyenda y sus mudanzas de color a todos los verdes inimaginables: esmeralda, botella, cardenillo…  Un fenómeno natural que se produce en la época más calurosa del año, entre finales de julio y principios de agosto. El paseo contorneando las siete lagunas puede llevarnos alrededor de un par de horas.

EL PUEBLO DE CAÑADA DEL HOYO

La ruta concluye en el pueblo de Cañada del Hoyo, cuatro kilómetros más adelante, al pie de la sierra. Junto a la población, en lo alto de un cerro, se levanta un castillo que fue propiedad del Marqués de Villena, quien le imprimió su sello al levantar una curiosa torre en forma de D, como lo hizo también en los castillos de Chinchilla, Belmonte y Jumilla, y un nombre feliz: del Buen Suceso. Es de propiedad privada, pero merece subir al cerro para disfrutar del panorama.

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GUÍA PRÁCTICA                                                           

Dónde dormir

En Cañada del Hoyo, en El Muérdago de Cañada (elmuerdagodecañada.es), un conjunto de cabañas de madera de estilo finlandés para 2 o 4 personas, en un jardín de 7000 metros rodeado de campos de girasoles.
En la capital conquense, recomendados son el Parador de Cuenca (parador.es), que ocupa un antiguo monasterio del siglo XVI situado frente a la ciudad vieja, sobre la hoz del Huécar. También la Posada de San José (posadasanjose.com), una casa-palacio que fue propiedad del yerno y discípulo de Velázquez y disfruta de magníficas vistas y un buen restaurante. Y el moderno cuatro estrellas Convento del Giraldo (hotelconventodelgiraldo.com), en una antigua casa del centro histórico con artesonados.

Dónde comer

El restaurante más próximo a las lagunas es La Venta de los Montes (laventadelosmontes.com), en Cañada del Hoyo, que ofrece cocina casera con especialidades como ajo arriero, morteruelo, revuelto de setas, paletilla de cordero…

A medio camino entre Cuenca y las torcas de los Palancares, en La Melgosa  (tel. 969 25 80 36), un restaurante familiar donde se acierta si se prueban las recomendaciones fuera de carta.

Ya en Cuenca, más moderna, la cocina de Olea Comedor (tel. 628 85 97 42): tartar de atún rojo, papada cantonesa, calamar de playa con leche de coco y lima…) en la parte nueva de la capital.

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