Claves para una escapada blanca al Pirineo (antes de que llegue la primavera)

Este invierno la nieve se ha hecho esperar, pero desde hace ya semanas en la Val d’Aran el blanco es el color de moda. Por supuesto, además de los esquíes, no olvides meter en la maleta el espíritu aventurero para lanzarte desde un helicóptero por pistas de nieve virgen o para disfrutar de un après ski de lujo.

by DAVID REVELLES

Esquí alpino y nórdico, snowboard, telemark… da igual la disciplina que escojas o tu nivel en lo que a deportes blancos se refiere, Baqueira Beret es una de las mejores estaciones de esquí del país, con más 155 kilómetros de pistas pensados por y para el disfrute. Si a eso le añades que la calidad de la nieve estas últimas semanas es insuperable, nada como disfrutar de los ‘safaris’ que ofrece el Val d’Aran, recorridos señalizados en las áreas de Baqueira, Beret y Bonaigua.

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Estos recorridos están pensados para diferentes niveles de dificultad en función de la pericia y edad del esquiador. Así, por ejemplo, el Safari Azul es la opción para los que buscan deslizarse por pistas cómodas, amplias y sin pendientes exageradas. Si a todo esto se le suma que es más que probable que compartas telesilla, pista o punto de encuentro para retomar fuerzas –como el célebre Moët Winter Lounge, a 1.850 m de la estación- con famosos como Borja Thyssen, Belén Rueda o Shakira, la jornada blanca puede ser inolvidable.

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Eso sí, si te van las experiencias que no se olvidan, aquí también se puede disfrutar del heliesquí. Los guías especializados del hotel Himàlaia Baqueira, referente hotelero en el valle, te acompañarán en un vuelo en helicóptero sobre un mar de cimas cubiertas de nieve. Si a esto se le añade después la oportunidad de descender por un manto de nieve virgen, con tu pareja o amigos, la aventuras es de esas que dejan huella.

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Por supuesto, hay otras fórmulas para disfrutar de la nieve de la Val d’Aran, sobre todo si vas acompañada de niños. Sin ir más lejos, en el Pla de Beret, donde grandes y pequeños pueden disfrutar de las sensaciones que regala una travesía por el paisaje nevado sobre un trineo tirado por perros y dirigido por un musher experto.

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Otra alternativa son las excursiones con raquetas de nieve, itinerarios llanos y fáciles de recorrer en zonas como Salardú y Montgarri, pespunteados de lagos de montaña helados, que harán las delicias de los pequeños. Más vertiginosas son las travesías a lomos de una moto de nieve surcando las laderas nevadas de la Vall d’Aran. ¡Sensación de libertad y velocidad en estado puro!

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Después de tanta actividad, el wellness es el mejor aliciente tras un día de diversión en la nieve. Ahí es cuando entra en escena el spa del hotel Himàlaia Baqueira y sus ancestrales tratamientos tibetanos para prepararte para una nueva jornada de nieve. Dos propuestas para que elijas: la primera, un masaje tibetano desintoxicante con más de 4.000 años de antigüedad a base de de miel y naranja. La segunda: un masaje donde el protagonista es el conocido como oro blanco del Himalaya, una sal de 250 millones de años con eones de luz almacenados.

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Con energías renovadas, la Val d’Aran cubierta por las últimas nieves es un paraíso natural idóneo para disfrutar en familia. Pensando en los más pequeños, una aventura inolvidable es recalar en NaturAran, el más grande parque de aventuras –con tirolinas y puentes tibetanos– de los Pirineos. Y también, hacer una visita a Aran Park, un parque de fauna de 20 hectáreas (abierto a partir del 19 de marzo) en el que los niños podrán observar en semi libertad a osos, linces, ciervos, lobos…

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Semejante actividad abrirá el apetito de grandes y pequeños, una ocasión para conocer la deliciosa gastronomía aranesa y su plato autóctono más célebre: la òhla aranesa. Claro está, seguro que los gourmets no dejarán pasar la oportunidad de saborear productos de proximidad como el caviar Nacarii de la población de Les, la langoissa, los quesos de Tarrau, en Bagergue, o los dulces coquilhons

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Para quemar calorías y descubrir la riqueza artística del valle, lo mejor es recorrer sin prisas los pueblos que configuran este museo al aire libre que es Val d’Aran. Acércate a algunas de sus iglesias románicas –como las de Salardú o Bossòst- y verás pasar ante ti maravillosos retablos y frescos de colores imposibles. O pasea por pueblos como Arties, a orillas del río Garona y con la iglesia románica de Santa María como gran tesoro. O la deliciosa Unha, a un paso de Salardú, un conjunto de casas abrazadas en torno a la iglesia románica dedicada a Santa Eulalia… y con las últimas nieves del invierno coronando sus tejados.

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