Washington Irving, en la Alhambra

Las habitaciones que ocupó el escritor norteamericano en los Palacios Nazaríes permanecen abiertas durante el mes de febrero para mostrar un conjunto de muebles y objetos que evocan la época del romanticismo en la que vivió este autor, del que se ha cumplido el 150 aniversario de su muerte.

by hola.com

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Entre las piezas expuestas se encuentran un piano-forte, un arpa, una cama y un reloj de pared, todas ellas pertenecientes a la colección de la Alhambra y ubicadas en estas dependencias cerradas normalmente a la visita pública.

La apertura de estas estancias, también conocidas como habitaciones del Emperador, es uno de los últimos actos de homenaje a Washington Irving, que vio cumplido su anhelo de visitar el monumento y Granada en 1828, y cuya profunda admiración por la Alhambra le motivó a volver a la ciudad al año siguiente, alojándose en los Palacios Nazaríes durante casi tres meses.

Al principio se instaló en las estancias situadas en la planta superior del Palacio de Comares, cedidas por el coronel Francisco de La Serna, en aquellos momentos gobernador de la Alhambra, para posteriormente trasladarse a estas habitaciones renacentistas. La privilegiada experiencia de residir en el monumento nazarí y convivir con sus habitantes avivó su imaginación y le permitió acceder a las tradiciones orales que usó para escribir la obra que mejor expresa su alma romántica, Cuentos de la Alhambra.

Entre estos muros, Irving trabajó en sus textos sobre Cristóbal Colón y comenzó a esbozar sus cuentos, que se editaron por primera vez en 1832 en Londres y Philadelphia, y en 1833 en Valencia.

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