Conspiradora, apasionada, soberbia, desdichada… Si hubo una vida intensa e interesante en la España de Felipe II fue la de Doña Ana de Mendoza y de la Cerda. Ningún lugar recuerda tanto a la bella tuerta como esta villa alcarreña de la que fue señora y en la que murió enjaulada. Todas las calles, palacios y conventos hablan de ella.
07/10/2020 18:17 UTC Por ¡HOLA!