Por primera vez desde 1990, Suecia ha puesto en marcha un ejercicio nacional de seguridad que involucró a la Casa Real, parlamentarios, Fuerzas Armadas y agencias gubernamentales. El simulacro, realizado la semana pasada y comunicado ahora, recreó un escenario de guerra con Rusia y obligó al rey Carlos Gustavo de Suecia y a la princesa heredera, Victoria, a ser evacuados a un lugar secreto junto a otras principales figuras de Estado en un ejercicio diseñado para garantizar la continuidad del Estado en caso de crisis.
Ha sido el propio Gobierno de Suecia el que ha comunicado que se ha llevado a cabo este ejercicio de seguridad y, tal y como recogen los medios del país, se enmarca en un momento de tensiones crecientes en Europa debido a la guerra en Ucrania y al proceso de integración plena de Suecia en la OTAN. Para las autoridades, este tipo de simulacros envía un mensaje claro: el país está preparado para defender su soberanía y proteger a sus líderes en caso de crisis.
"El ejercicio se ha llevado a cabo por iniciativa del Gobierno. Es importante realizar ejercicios conjuntos, sobre todo considerando la actual situación de seguridad. Paso a paso, ejercicio a ejercicio, estamos fortaleciendo la defensa y la resiliencia totales de Suecia", afirma el primer ministro Ulf Kristersson sobre una "rareza histórica", ya que es el primer ensayo en 25 años, cargada de simbolismo y comunicada exclusivamente en dos idiomas: sueco y ruso.
Esta medida, del gobierno y la casa real sueca, van en la línea de la estrategia conjunta que están presentando las monarquías nórdicas de integrarse en la narrativa de seguridad nacional. Suecia lo hace con simulacros de evacuación real, Noruega con la formación militar de Ingrid Alexandra y Dinamarca con su papel en la defensa del Ártico. En conjunto, proyectan una imagen de unidad institucional frente a Rusia, reforzando la legitimidad de sus coronas en tiempos de incertidumbre.








