Un año después de su controvertida boda, en 2002, el príncipe heredero Haakon recibió la finca de Skaugum, una majestuosa residencia ubicada en Asker, al suroeste de Oslo. Esta propiedad, adquirida por su abuelo, el rey Olav, y lugar de nacimiento de su padre, el rey Harald, abarca una vasta extensión de terrenos que incluye áreas agrícolas, bosques y varias casas y cabañas. En la residencia principal, señorial y emblemática, viven actualmente los príncipes Haakon y Mette-Marit. En ese mismo terreno también se encontraba la vivienda que cedieron a Marius Borg, la cual fue registrada hace unos meses por la policía como parte de la investigación de unos supuestos casos de violación que aún no han llegado a los tribunales.
Sin embargo, lo que muchos desconocen es que el príncipe heredero ha convertido esta finca en un lucrativo negocio de alquiler, con hasta doce propiedades en arrendamiento. Mientras que hace unos años la controversia giraba en torno a si el futuro rey podía gestionar este tipo de emprendimientos, ahora, con su pequeño imperio inmobiliario completamente regulado, son los inquilinos los que han deslizado su descontento debido a lo estrictas que son las condiciones de tener a Haakon como arrendador.
Según Børsen, la sección del periódico noruego Dagbladet que se centra en noticias relacionadas con la economía, las finanzas, el mercado de valores y negocios, la parte positiva es que los ingresos por alquiler cubren el mantenimiento de la finca del heredero, partida que, por tanto, no tiene que salir de las arcas públicas, sin embargo, a sus inquilinos se les imponen responsabilidades de mantenimiento inusualmente estrictas y no hay transparencia porque a día de hoy el príncipe Haakon no tiene por qué hacer públicas sus finanzas, algo sobre lo que hizo una excepción puntual en el año 2016.
El citado medio destaca que la responsabilidad que pide Haakon a sus inquilinos va más allá de la Ley de Arrendamientos: "El inquilino debe mantener, entre otras cosas, la pintura, el papel tapiz, los revestimientos de pisos, las puertas interiores y el interior de las puertas de salida, las chimeneas, las cerraduras y llaves, los fusibles, los cables, las ventanas, los grifos, los interruptores, los enchufes, los equipos de alarma y extinción de incendios y los consumibles similares. El inquilino debe ser responsable del mantenimiento, incluida la instalación de tuberías, incluidos sifones de agua y desagües. En los alquileres amueblados, el mantenimiento de los muebles también está incluido en la obligación de mantenimiento del inquilino". De modo que, lo único que queda en manos del príncipe es el mantenimiento exterior, con el matiz de que "el inquilino es responsable de inspeccionar y mantener jardines, suelos y techos".
Así funcionan las cosas en la corte del rey Harald
Cabe recordar que el príncipe heredero Haakon de Noruega obtiene la mayor parte de sus ingresos del Estado noruego, que asigna fondos a la Casa Real para cubrir sus actividades oficiales, manutención y seguridad. Adicionalmente, posee estos ingresos derivados de la finca de Skaugum. En cuanto a impuestos, Haakon y los miembros de la familia real no están obligados a pagar impuestos sobre los fondos asignados por el Estado, pero las actividades comerciales, como el alquiler de propiedades, están sujetas a la legislación fiscal noruega, un ejercicio de equilibrio entre sus privilegios reales y las normas aplicables a los negocios privados. Tampoco hay que olvidar que el caso de su hermana, la princesa Marta Luisa, ha sido distinto, ya que tras años de polémica a cuenta de sus iniciativas empresariales, se tomó la decisión de que sacarla de la institución y despojarla de obligaciones vinculadas a la jefatura del Estado con el fin de que pudiera llevar a cabo sus negocios.