Pierre Casiraghi (38 años) es el tercer hijo de una de las mujeres más fascinantes de la realeza europea, además de estar casado con otro perfil igual de deslumbrante. A pesar de tener como madre a Carolina de Mónaco y como esposa a Beatrice Borromeo, aún sigue siendo un desconocido que siempre hace gala de una gran discreción en cada una de sus apariciones públicas.
Aunque carecen de títulos nobiliarios, los hijos de la princesa Carolina están muy involucrados en la vida del Principado, no se pierden ninguna fiesta nacional y participan en algunos de los grandes eventos del año, como el Gran Premio de Fórmula 1, entre muchas otras celebraciones monegascas. El benjamín de la familia no solo ha heredado los rasgos físicos de su padre, el recordado Stefano Casiraghi -que perdió la vida cuando practicaba un deporte de riesgo en alta mar-, sino que también es su digno sucesor en todo lo relacionado con el deporte y las aventuras.
Amante del mar, Pierre ha estado meses preparándose para uno de los mayores desafíos a vela, la Admiral's Cup, una de las competiciones más prestigiosas y desafiantes que consiguió ganar a finales del mes de julio con el Yacht Club de Mónaco, de quien también es vicepresidente. La gesta se desarrolló durante los meses de verano en las localizaciones de la Isla de Wright, Plymouth y Cherburgo, y concluyó con el preciado trofeo cayendo en manos del enigmático Casiraghi. Esta ha sido la primera vez que el equipo ha participado en esta competición que organiza el Royal Ocean Racing Club de Reino Unido, uno de los clubes náuticos con más solera del mundo.
Se trata de una hazaña sin precedentes en la historia de la navegación monegasca que le valió al hombre de 38 años los elogios de su mujer, Beatrice Borromeo, que se llegó a declarar "tan orgullosa", así como de su primo, Louis Ducruet. El Palacio Principesco tampoco dejó de felicitar públicamente al equipo durante el verano, aunque ha esperado hasta este domingo para celebrar la gesta con todos los navegantes en Mónaco.
En su calidad de vicepresidente y timonel, Pierre estuvo presente para recibir a su tío, Alberto II, que acudió a celebrar la hazaña vestido con los colores del club, es decir, pantalón blanco y chaqueta azul marino. Más tarde, el príncipe monegasco viajaría a Madrid para ver la última etapa de La Vuelta, aunque se marchó frustrado por su cancelación tras las protestas propalestinas en la ciudad. La imagen de Pierre y Alberto juntos no ha sido la más comentada, pues junto a ellos también ha estado su hijo mayor, Stefano, de 8 años y nacido en 2017.
Caminando detrás de su padre y maravillándose ante la copa que este sostenía, el pequeño del matrimonio, que espera su tercer hijo, pues Beatrice está embarazada y todo apunta a que tendrán a su primera niña tras Stefano y Francesco -nacido en 2018-, ha demostrado seguir los pasos de su preciosa familia: con ojos azules claros y pelo lacio rubio, el hijo mayor del Pierre y Beatrice ha robado todas las miradas en Mónaco. Ambos protagonizaron un momento de lo más tierno, mostrándose muy cariñosos el uno con el otro y confirmando que la pasión marítima está a buen recaudo en la familia con la incorporación en la celebración del hijo mayor, que además comparte nombre con su abuelo.
Stefano ha podido, así, celebrar la victoria de su padre posando y aplaudiendo con el resto del equipo. Visiblemente orgulloso, el hijo de la princesa Carolina no ha dudado en acariciarle el pelo con ternura, ya que nunca ha ocultado su deseo de que sus hijos sigan sus pasos en el mar. Este momento a solas tan especial es, sin duda, un lujo que probablemente les resulte más difícil permitirse dentro de unas semanas con la llegada del nuevo miembro en el techo familiar.
Este verano, Pierre y Beatrice han cumplido 10 años de casados, una efeméride de lo más especial que coincidió con la fantástica victoria en la Admiral's Cup. Su boda religiosa tuvo lugar en las islas Borromeas (Italia), propiedad de la familia de la novia, en el lago Maggiore. La ceremonia fue íntima y solo acudieron los familiares más cercanos. Después del enlace hubo una gran fiesta con más de 600 invitados en la fortaleza medieval Rocca di Angera, donde estuvieron miembros de la realeza como María Gabriella de Saboya, Haakon y Mette-Marit de Noruega y diversas personalidades.