'El 23 de junio de 1955, me casé con Donal le Vine, Gracia fue mi dama de honor y me dijo: ‘eres mi hermana pequeña y te casas antes que yo. Quiero casarme y tener hijos’. Estaba triste y sola... Cassini y ella no sé, no sé; y Raniero no había hecho su entrada triunfal, nada y Grace decidió trasladarse aquel verano a Carolina del Norte para rodar el Cisne.
Por razones personales Raniero tenía que venir a América. Lo acompañaba, como capellán del Palacio, el padre Tucker; el personaje clave en el reencuentro de Grace y Raniero, quien se puso en contacto con un amigo suyo de Filadelfia y arregló una estancia del Príncipe en la ciudad. Una vez en Estados Unidos, Raniero llamó a Gracia, quería verla. Quizá pueda parecer extraño, pero no lo era. Le sucedía constantemente. Un caballero conocía a Gracia e inmediatamente se sentía atraído por ella e intentaba quedar con ella otra vez. Raniero no fue una excepción.
A partir de ahí me pierdo. Quiero decir que, de lo próximo que soy consciente es de la noticia de que Raniero y el padre Tucker van a estar presentes en nuestra cena de Navidad. Naturalmente, estábamos nerviosos. No sabíamos si debíamos tratarle como alteza y hacerle reverencias... ‘por favor, llamarme Raniero", dijo el nada más entrar. Al principio estuvimos muy formales y Raniero muy tímido y como cualquier pretendiente estaba muy asustado al conocer a los padres de la novia. Luego nos relajamos y nos hizo sentir como en casa. Descubrimos su magnífico sentido del humor y los Kelly le abrieron las puertas. Tanto que incluso esa noche se quedó a dormir.
'Yo tuve la oportunidad de conocerle mejor al día siguiente cuando vinieron a cenar a mi apartamento. Todo fue muy bien y muy normal; incluso, antes de marcharse, Raniero me ayudó a fregar los platos'.
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