La princesa Estefanía no esconde su amor por Mathieu, el joven camarero con el que sale desde antes de la muerte del príncipe Raniero

Por hola.com

Tal y como ofrecimos en primicia en nuestras páginas, Estefanía se ha vuelto a enamorar. En esta ocasión, su corazón lo ha ocupado un joven camarero de nombre Mathieu, una prueba más de su debilidad por el sector servicios. Aunque no es una novedad en la vida de Estefanía que se enamore de algún miembro del personal de servicio, no por ello deja de sorprender. Pero ahora la princesa no esconde su amor. Lo que comenzó como una relación discreta, ahora se exhibe sin complejos. Ajena a todos los comentarios, Estefanía se deshace en mimos con su nuevo y joven acompañante. Como una clienta más, acude a la terraza del restaurante de una playa de Mónaco donde Mathieu ejerce de camarero. Estafanía, muy morena, toma el sol en una hamaca y le pide al mismo Mathieu que le sirva la mesa. Eso sí, el joven se lleva la mejor de las propinas: un beso de la princesa. Todo esto sucedía a ojosde todos los clientes del restaurante, prueba de que la pareja vive su amor sin importarle los comentarios de la gente ni lo que los súbditos de Mónaco puedan pensar.

Muy morena y con un ‘piercing’
Estefanía lucía su habitual figura atlética con un biquini de flores celestes y un gran «piercing» de diamantes en el ombligo. Destacaba la piel bronceadísima de la princesa, que en las últimas apariciones se la había visto demacrada y ojerosa. Una vez terminada la jornada deplaya, Estefanía cambió su biquini floreado por un mono negro, señal de que aún no se ha quitado del todo el luto que guarda por la muerte de su padre.

Parece que la princesa ha encontrado cierta estabilidad con el joven camarero, con quien la diferencia de edad es evidente, teniendo en cuenta que Estefanía cumplió el pasado mes de febrero cuarenta años. Una relación que se remonta a antes del fallecimiento del príncipe Raniero. De la evolución de su unión hemos tenido testimonio gráfico en estas páginas. Así, pudimos verlos juntos por primera vez horas antes de que el prínicipe Raniero ingresara en el hospital, del que ya nunca salió. Entonces, Estefanía fue a recoger a Mathieu al restaurante en el que trabaja cuando éste terminó su jornada laboral.

Con Mathieu desde antes de la muerte de Raniero
Tras la muerte de su padre, la princesa desapareció del mapa durante unas semanas. Bien era sabido lo unida que se encontraba a su progenitor, quien la consideraba su «ojito derecho», mientras que la princesa tenía en su padre «el único hombre que nunca me ha traicionado ». Estefanía reapareció públicamente con su joven acompañante, a quien acudió a recoger al aeropuerto de Niza. Entonces, en su rostro se vislumbraban aún las huellas del intenso sufrimiento de los días posteriores a la muerte del príncipe Raniero.

Pero ni siquiera la muerte del patriarca de la familia ha conseguido unir a las hermanas. De esta forma, Estefanía se aleja gradualmente de los actos oficiales del Principado. De hecho, no pudimos verla cuando hace tan sólo unos días se celebró el Gran Premio de Montecarlo de Fórmula 1. Era una ocasión muy especial, ya que era la primera vez que su hermano, Alberto, ejercía como soberano de Mónaco. Al mismo tiempo, supuso la reaparición en un acto oficial del príncipe Ernst de Hannover tras su grave enfermedad. Al lado de Alberto estaba Carolina, pero se notaba la ausencia de Estefanía.

Alejada de la vida oficial de Mónaco
Suele coincidir en el tiempo que cada vez que se enamora se aleja de la vida oficial de Mónaco. Puede que Estefanía, cada vez que cree encontrar el amor, haga de su capa un sayo, pero no se le puede negar una insistente perseverancia en el asunto, aunque con desiguales resultados.

Es evidente que la princesa no ha tenido suerte en lo que al corazón se refiere o tal vez no ha sabido buscarla. Cada nuevo acompañante se convierte en un eslabón más de la tortuosa cadena de su vida sentimental. Estefanía siempre ha llevado consigo la fama de princesa rebelde. Y son muchos los que, viendo con una mezcla de preocupación y de pena el trasiego de hombres que han ido pasando por su vida, le desearían hoy que este joven fuera el definitivo.