Horas antes de cumplir 69 años (nació el 16 de abril de 1955), el Gran Duque Enrique de Luxemburgo ha hecho balance sobre su vida. Desde su infancia, en la que asegura que no pudo elegir su destino, hasta llegar a la actualidad, donde se define como "un hombre feliz", padre de cinco hijos y orgulloso abuelo de siete nietos (viene en camino el octavo). Antes de comenzar la visita de estado a Bélgica con los reyes Felipe y Matilde como anfitriones, abría las puertas del castillo de Colmar-Berg junto a su esposa, la Gran Duquesa María Teresa, y hablaba de pasado, presente y también de futuro. Y es que abordaba por primera vez la abdicación.
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"Hay planes. Llegará un día en que tendré que hacerlo, y en algún momento pienso retirarme. Eso es evidente", decía en el programa Place Royale de RTL. Al ser preguntado si hay echa exacta para abdicar, el Gran Duque confirmó: "¡Sí! Pero no te lo voy a decir". Enrique de Luxemburgo detalló que su paso atrás no es una decisión que tomará solo sino que es un tema que aborda con su entorno. "Todo esto se planea en consulta familiar. Creo que es muy importante dar una oportunidad a los jóvenes. La transmisión y la confianza son los dos elementos esenciales de mi relación con mi hijo Guillermo", relataba en el diario La Libre.
Cuando deje de lado sus obligaciones institucionales, Enrique de Luxemburgo tendrá más tiempo para disfrutar de los planes que más le gustan junto a la Gran Duquesa María Teresa. "A mi marido y a mí nos encanta pasar tiempo juntos, salir, visitar museos, ir al teatro, ver a amigos, descubrir lugares nuevos. Nos divertimos mucho y nos hace ilusión tener más tiempo y libertad con los años", contaba en ¡HOLA!, donde explicó que su historia de amor comenzó en la Universidad de Ginebra. Eran compañeros, los presentaron unos amigos españoles y "fue atracción a primera vista, un flechazo".
El Gran Duque de Luxemburgo, consciente del cambio que supondrá su abdicación, con la que comenzará una nueva era, ha dicho tener la certeza de que el país seguirá apoyando a su hijo cuando tome las riendas. "La monarquía permite una estabilidad de la que se beneficia la democracia. La población siente que hay continuidad. Siempre insisto en el lado familiar: está el Gran Duque, la Gran Duquesa, los niños que, de vez en cuando, asumen responsabilidades. Estoy convencido de que reina una gran confianza entre la población y nuestra familia", ha comentado.
En su camino hacia la sucesión al trono, Guillermo de Luxemburgo tendrá que seguir los mismos pasos que dio su padre. El Gran Duque Enrique se convirtió el 4 de marzo de 1998 en lugarteniente-representante, cargo que le confiere poderes en determinadas competencias tras prestar juramento de defender la Constitución. El heredero tiene actualmente 42 años, está casado con Stéphanie de Luxemburgo y son padres de dos hijos: Charles (3) y François (1), quienes ocupan el segundo y tercer puesto respectivamente en la línea sucesoria.
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La anterior abdicación en Luxemburgo
A diferencia de otros países europeos como Dinamarca, Noruega o Suecia, donde la abdicación no es una práctica habitual, en la historia reciente de Luxemburgo sí lo es. La última fue la del Gran Duque Juan. En el 2000, cuando tenía 79 años y llevaba 35 años en el trono, cedió el testigo a su primogénito, Enrique de Luxemburgo. El 7 de octubre de 2000, la Cámara de Diputados acogió la ceremonia en la que el actual jefe del Estado dijo: “Juro respetar la Constitución y las leyes del Gran Ducado de Luxemburgo, mantener la independencia nacional y la integridad territorial, así como las libertades públicas e individuales". En su primer discurso destacó: "Los fundamentos de nuestra civilización son la solidaridad, la justicia, la tolerancia, el respeto por los demás y la humanidad".