La reina Camilla, la más inesperada de todas las reinas, aparece de pie en el salón verde, uno de los más deslumbrantes de Buckingham, con la corona de la reina María de Teck, que usó la bisabuela de su marido para su coronación en 1911. Sobre sus hombros, el manto púrpura cae sobre el suelo en todo su esplendor abrazando el vestido que ha creado para ella Bruce Oldfiel, en color marfil y bordados llenos de simbolismo, como una rosa, un cardo, un narciso y un trébol, las flores de las cuatro naciones del Reino Unido, en los puños de las mangas, además de los dos perros que ha adoptado con Carlos III, en el bajo