Nadie dijo que salir del sistema fuera fácil, pero el príncipe Harry y Meghan Markle lo hicieron en el año 2020 y con todo en contra. Durante estos cinco años se han tenido que reinventar en varias ocasiones y comprobar como, sin el poderoso paraguas de la monarquía británica, dedicarse a la filantropía y al servicio público, no es tan fácil. Sin el respaldo de la realeza y todo lo que ello implica, el duque de Sussex ha visto como algunas de sus iniciativas más queridas y personales se derrumbaban como un castillo de naipes. Sin embargo, ahora mismo están celebración: su fundación festeja el quinto aniversario y lo hace introduciendo a los príncipes Archie y Lilibet en el proyecto que comenzaron sus padres.
Al tiempo que las casas reales mandan sus actualizaciones de cara al próximo año, la organización benéfica del duque y la duquesa de Sussex, Archewell Foundation, ha anunciado que pasará a llamarse Archewell Philanthropies y lo hace con el fin de que la entidad benéfica se convierta en un proyecto "global" y que aglutine a toda la familia, es decir, al matrimonio y a sus dos hijos, nietos del rey Carlos III.
El anuncio se ha hecho a través de un potente vídeo en el que muestran los logros conseguidos hasta ahora, como el apoyo a la fundación del chef español José Andrés, el trabajo que han hecho en beneficio de los niños afectados en Gaza y Ucrania o el los proyectos relacionados con la creación de espacios digitales seguros, tales como el desarrollo responsable de la inteligencia artificial. Las imágenes terminan con la aparición sorpresa que hicieron Archie, de seis años, y Lilibet, de cuatro, el pasado noviembre en un comedor social a través de la organización Our Big Kitchen Los Ángeles.
Con esta renovación, que ellos mismos declaran que es para hacer de esto un proyecto familiar, se pone en evidencia que la intención, al menos por el momento, de los duques de Sussex es que esta organización tenga un carácter duradero y pasé de generación en generación, un plan ambicioso, en el mejor sentido de la palabra, y que es lo mismo que ocurre en las casas reales con las iniciativas de esta naturaleza.
"Este nuevo capítulo permite al príncipe Harry y a Meghan, duque y duquesa de Sussex, ampliar sus esfuerzos filantrópicos globales como familia, con un alcance significativo y el máximo impacto, basados en los mismos valores, alianzas y su compromiso de estar presentes y hacer el bien", ha declarado un portavoz de la pareja el mismo día que el príncipe Harry ha sido visto en Aspen disputando un partido de polo.
Hay que recordar que este proyecto filantrópico es solo una de las vertientes del desarrollo de los duques de Sussex desde su salida de la realeza británica y es el único proyecto compartido a nivel familiar, ya que en los últimos tiempos Meghan Markle se ha volcado más en su faceta como emprendedora y estrella de televisión, lanzando una marca propia de productos y estilo de vida que potencia desde su serie documental con Netflix, Con amor, Meghan, que ya suma dos temporadas y un especial n navideño.
Por otro lado, el príncipe Harry, ha pasado un año ajustando cuentas con el pasado: se ha tenido que despedir de su proyecto más querido, la organización Sentebale, que puso en marcha en memoria de su madre, Diana de Gales, y con el apoyo de la realeza británica hace más de veinte años. Además, ha doblado sus esfuerzos con los Juegos Invictus, lo que ha incluido dos viajes secretos a Ucrania, ha estado apoyando a los veteranos de guerra en Canadá y poniendo fin a los procesos judiciales que tenía abiertos en el Reino Unido a cuenta de su seguridad y que le enfrentaban directamente con un Estado del que su padre es soberano. Un giro que en parte le acerca mucho más a su vida de antes, a la que tenía como príncipe, y que propició ese acercamiento que se produjo en medio de una gran expectación el pasado septiembre, cuando viajó a Londres, una vez más en solitario.












