A través de un comunicado difundido por el palacio de Buckingham, el príncipe Andrés ha renunciado a la utilización de sus títulos, incluyendo el de duque de York. La decisión ha sido tomada en consenso con Carlos III para evitar que los últimos escándalos en torno a su figura perjudiquen la imagen de la Corona. Reproducimos el escrito íntegro a continuación:
Tras hablarlo con el Rey y mi familia más cercana y lejana, hemos concluido que las continuas acusaciones sobre mi distraen del trabajo de Su Majestad y la Familia Real. He decidido, como siempre he hecho, anteponer mi deber con mi familia y mi país. Me mantengo firme en mi decisión de hace cinco años de dar un paso atrás en la vida pública. Con el acuerdo de Su Majestad, creemos que debo ir más allá. No utilizaré mi título ni los honores que se me han concedido. Como he dicho previamente, niego categóricamente las acusaciones contra mí.
Como hijo de Isabel II, seguirá siendo príncipe, pero ya no recibirá tratamiento de Alteza Real y también dejará de ser caballero de la Orden de la Jarretera, la más prestigiosa del Reino Unido y a la que pertenece desde 2006. Su exmujer, Sarah Ferguson tampoco utilizará el título de duquesa de York, aunque ya no lo hacía desde hace años. A las que no afectará esta decisión es a sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, a las que nada impide mantener su actividad tanto pública como privada como hasta ahora.
Para el príncipe Andrés, sin embargo, sí habrá consecuencias en el ámbito familiar, ya que no participará en las celebraciones navideñas de la familia real, que implican actos como la misa de Sandringham. No es un acto oficial, pero sí es un escaparate anual de los Windsor analizado hasta el milímetro. Carlos III ya había decidido retirar la invitación a su hermano y su excuñada, cuando salió a la luz el correo de Sarah Ferguson disculpándose con Jeffrey Epstein por haber renegado de él públicamente.
Hace semanas que el escándalo no dejaba de crecer, al tiempo que los rumores sobre una contundente decisión de Carlos III dejaban a Buckingham con pocas opciones, además, de conseguir la renuncia voluntaria de Príncipe. Este movimiento evita que la Corona tenga que iniciar un procedimiento para que el Parlamento respalde la retirada del ducado de York a Andrés, ya que no es algo que el Rey pueda hacer de forma automática. De esta forma, llegando a un acuerdo con su hermano en el que se compromete a no utilizar sus títulos, podemos estar hablando de una decisión de efectos inmediatos. El ducado de York es uno de los títulos más importantes de la monarquía británica que, tradicionalmente, se otorga al segundo hijo varón del Rey.
No se espera tampoco que este movimiento suponga dejar su casa de Royal Lodge, la imponente mansión de 30 habitaciones en la que vive con Sarah Ferguson y que Carlos III le ha requerido que cambie por otra más modesta, como Frogmore Cottage, en repetidas ocasiones. El Príncipe se ampara en el contrato de larga duración que está en vigor y que no se ve afectado por los títulos que utilice.
Así creció el escándalo hasta acorralar al Príncipe
Desde hace unas semanas el escándalo no ha hecho más que cercar al príncipe Andrés después de que salieran a la luz unos correos suyos con Jeffrey Epstein, el financiero que apareció muerto en la cárcel mientras esperaba para ser juzgado por tráfico sexual de menores, en los que se evidenciaba que no cortó el contacto con él cuando había dicho, es decir, tras haber sido condenado. A todo esto hay que añadir la publicación del extracto de las memorias póstumas de Virginia Giufree, la mujer que le acusó de abuso sexual y que se quitó la vida el pasado mes de abril a los 41 años. En él, su presunta víctima asegura: "Él creía que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento".
La caída en desgracia del príncipe Andrés comenzó hace seis años. Fue entonces cuando salió a la luz su relación con Epstein y la acusación de Giufree, con la que aparecía en una fotografía cuando ella aún era menor de edad. El que era hijo favorito de Isabel II dio una entrevista con la intención de lavar su imagen y el fracaso fue estrepitoso. Emily Maitlis, la periodista de la BBC que tenía enfrente, no le hizo preguntas cómodas y él se mostró soberbio y poco convincente. Ese fue el principio del fin que precipitó su salida de la vida pública.
En el año 2021 Giufree presentó una demanda contra el príncipe Andrés en Estados Unidos y finalmente, a punto de celebrarse en Jubileo de Platino de Isabel II, se llegó a un acuerdo extrajudicial gracias a una suma millonaria que nunca se hizo del todo pública, pero que se obtuvo, según trascendió entonces, gracias a la colaboración económica de la soberana con sus fondos privados. Así es como el duque de York creyó haber zanjado un asunto que le llevó al ostracismo público. Sin embargo, como el Guadiana, el caso Epstein no ha dejado de aparecer y hacer mella en la imagen pública de Andrés, hasta que la única salida que le quedó ha sido dejar de utilizar lo más preciado que tiene el hijo de una Reina: sus títulos y honores.