Pocas cosas se preparan con tanto celo como el funeral de un Rey. Aún así, siempre hay detalles que se filtran, sobre todo, aquellos que sirven para definir un reinado, para subrayar las líneas maestras o, ¿para lanzar un mensaje? Es el caso de los planes de Carlos III para su hijo el príncipe Harry y su familia cuando llegue el momento de su despedida.
Mientras el relato que llega desde Montecito es el de un Harry conciliador que se encuentra con un muro cada vez que trata de acercarse a su familia, Buckingham guarda silencio. Impensable una declaración en respuesta a las filtraciones del entorno del duque de Sussex, pero Carlos III sí puede hacer toda una declaración de intenciones al darle el lugar que le corresponde como hijo del Rey en su futuro funeral, unas exequias que se diseñan con todo detalle durante años y cuyo plan tiene el nombre en clave de Operación Puente de Londres.
Según The Telegraph, el rey Carlos espera que sus dos hijos, los príncipes Guillermo y Harry, caminen juntos encabezando la procesión por las calles de Londres tras el féretro. Además, los duques Sussex serán invitados a formar parte de la vigilia de los príncipes, en la que los miembros senior de la casa real velan el cuerpo del monarca en Westminster Hall. También está ya todo preparado para que Archie y Lilibet Diana ocupen su sitio en el servicio religioso de la Abadía de Westminster y también en la misa, más íntima que tendrá lugar en la capilla de San Jorge, en Windsor.
Se pueden interpretar estos planes como un estricto cumplimiento del protocolo o como una forma de dejar la puerta abierta a que en los próximos años se produzca un acercamiento. No faltarán oportunidades para ello. La celebración de los Juegos Invictus, el proyecto estrella de Harry, en Reino Unido en el año 2027 será un buen termómetro del estado de su relación. ¿Recibirá el apoyo de los Windsor? ¿Y los Sussex? ¿Acudirán al 80º cumpleaños de Carlos III que tendrá lugar al año siguiente? Quién sabe si para entonces ha habido signos de deshielo o si, por el contrario, la brecha es aún más grande.
En cualquier caso, no hay duda de que al padre, más que al Rey, le preocupa y mucho esta situación y pensar en que no sea posible una fotografía de la familia unida en su último adiós no debe ser algo fácil de asumir. El propio Harry habla en su libro En la sombra de esta desazón que siente Carlos III cuando tras presenciar una discusión entre los hermanos tras el funeral del duque de Edimburgo les espetó: "Por favor, chicos, no convirtáis en un suplicio mis últimos años".
Con ese deseo en mente visualiza su futuro funeral, pero también con la impronta de su reinado. Aunque no diferirá mucho del de su madre, fiel a la liturgia histórica que envuelve estos acontecimientos, sí introducirá, igual que hizo en su Coronación, ciertas modificaciones. Estos cambios irán encaminados a incorporar elementos en favor de la sostenibilidad y la defensa del medio ambiente. Además, reducirá el tiempo de luto nacional que durará hasta el día siguiente de su funeral, que será 10 u 11 días después de su muerte. En el caso de Isabel II este periodo se extendió durante una semana más.