El Jubileo de Platino ha sentado las bases del futuro

Isabel II zanja los asuntos espinosos y allana el camino del príncipe Carlos

La Reina está zanjando algunos asuntos complicados para garantizar la supervivencia de la institución y reforzar la imagen de su hijo y heredero

Por Sira Acosta

Desde el pasado 6 de febrero, cuando cumplió exactamente los 70 años en el trono, Isabel II está utilizando el Jubileo de Platino para asegurar el relevo generacional, sentar las bases de la que será la monarquía en el futuro y reforzar la imagen del príncipe Carlos. La soberana británica es el mayor símbolo de unidad del país, una autoridad cuyas decisiones, a veces expresadas a modo de deseo y otras con mano de acero, rara vez se cuestionan. Cuando ella ya no esté su hijo tendrá que emplearse a fondo, sobre todo para sobrevivir tras la estela de un reinado tan excepcional como el de Isabel II, ya que nunca una soberana británica había estado tantos años en el trono y con un apoyo popular como el que ella tiene. Consciente de las dificultades que entraña el futuro, Isabel II está dejándolo todo bien atado y zanjando los asuntos espinosos para que Carlos transite por un camino lo más llano posible.

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Camilla, reina consorte

"Cuando, en la plenitud de los tiempos, mi hijo Carlos se convierta en Rey, sé que le daréis a él y a su esposa Camilla el mismo apoyo que me habeis dado a mí. Cuando llegue ese momento, que Camilla sea conocida como reina consorte mientras continúa con su leal servicio". Con este mensaje Isabel II sacó un elefante, como dicen los británicos, que llevaba en la habitación desde el año 2005 y que nadie se atrevía a hacerle frente. Ya entonces, en el momento de la boda de Carlos y Camilla, trascendió que el príncipe no estaba de acuerdo con el tratamiento real de su mujer, él anhelaba para ella algo más que el título de duquesa de Cornualles y su madre aprovechó el mensaje que dio exactamente el mismo día que se cumplieron sus 70 años en el trono para hacerlo posible. Isabel II sabía que si lo hacía ella tendría el respaldo, pero si lo hacía Carlos, una vez llegado al trono, la medida podría considerarse impopular.

Los Sussex, en una posición secundaria, son bienvenidos

La presencia de Harry y Meghan era otro de los asuntos por resolver. La ruptura, el periodo de transición y las declaraciones de la venganza están allí, en un pasado muy reciente, pero lo que ha hecho Isabel II con una destreza absoluta es abrirles la puerta para cuando quieran volver como miembros de la familia Windsor, que no como piezas activas de la institución. Las celebraciones del Jubileo de Platino han servido para que los Sussex sean tratados por primera vez y en público igual que el resto de nietos de Isabel II, es decir, en una familia en la que la jerarquía lo es todo, ellos han sido puestos al mismo nivel que Eugenia y Beatriz de York y que Zara y Peter Phillips. Es decir, son bienvenidos siempre que ocupen (y en este viaje lo han hecho) una posición discreta que no eclipse a las "estrellas" de la casa. Sin duda hacer esto era más fácil para Isabel II, ya que Harry siente un respeto y devoción absolutos por ella, mientras que con Carlos tiene asuntos pendientes muy delicados, como ha demostrado en las entrevistas que ha concedido tras salir de la institución. En lo que respecta a Harry y Meghan hay un asunto que Isabel II todavía no ha cerrado y es que en caso de que la sobera no cambie las reglas del juego mediante un Real Decreto, Archie y Lilibet tendrán derecho al título de príncipe y princesa, si así lo solicitan, en cuanto su abuelo ascienda al trono.

Andrés, fuera de circulación

El príncipe Andrés y su vinculación con el Caso Epstein es el asunto más difícil que ha tenido que afrontar Isabel II en estos últimos años de reinado. Justo antes de que comenzara el jubileo, la soberana dio carpetazo al asunto a golpe de chequera. Andrés llegó a un acuerdo extrajudicial con la mujer que le demandaba por abusos sexuales siendo menor y no tuvo que sentarse en el banquillo, así estuvo presente en los homenajes en torno al fallecimiento de su padre, pero no en los actos del jubileo. Desde la Casa Real se informó que había contraído el Covid, pero es de sobra conocida la opinión del príncipe Carlos, que considera que es imposible la incorporación de su hermano a la vida pública.

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Los focos aquí: Carlos, Guillermo y George

Estas celebraciones han servido para que el Reino Unido se familiarice con el futuro de la institución y por eso el primero y el segundo en la línea sucesoria han sido los protagonistas absolutos. Isabel II ha marcado la diferencia entre los que están en el balcón del Palacio de Buckingham y los que no, entre los que sientan en primera fila y los que no. La soberana ha mandado este mensaje con su presencia, eligiendo salir únicamente al balcón con Carlos, Camilla y los Cambridge y también con su ausencia. A sus 96 años Isabel II es libre de ausentarse de los actos que quiera por motivos de salud, pero es que, además, cuando lo hace centra el foco de forma inequívoca en su hijo que preside los actos en su nombre.

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No solo asegura la monarquía, sino la figura de Carlos como Rey

Al hilo de lo anterior, este fortalecimiento de la figura del príncipe Carlos como rey se viene dando a lo largo de todo el año. Especialmente significativo fue el pasado mayo, cuando por primera vez sustituyó a su madre en la apertura del Parlamento británico, la sesión inaugural del Palacio de Westminster que alberga la Cámara de los Lores y de los Comunes. Ese día también asistió por primera vez el príncipe Guillermo, en lo que fue para él otro paso adelante con segundo en la línea sucesoria, puesto que esta apertura parlamentaria es el acto institucional más importante del año. Otro indicador sobre esto es la presencia que los príncipes Guillermo y Carlos han tenido en los países caribeños que están dentro de la Commonwealth en los últimos tiempos, donde claramente se está viviendo una desafección por la monarquía que tratan de frenar.

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Una nutrida pero discreta retaguardia

El príncipe Eduardo y su familia, los Wessex, también han tenido un protagonismo inesperado en estas celebraciones, igual que ocurre con la princesa Ana. Ellos son miembros activos, pero con un papel menor. Las diferencias son importantes: los Wessex y la princesa Ana sí participaron el jueves en la Procesión Real durante el desfile militar y se asomaron al balcón de Buckingham después, lo hicieron dejando unos segundos de margen para que en primer lugar se viera solo la imagen de la Reina con Carlos, Camilla y los Cambridge. Ni los Wessex ni la princesa Ana -que representaron a la Reina el pasado sábado en Irlanda del Norte y en las carreras de caballos de Epsom respectivamente-  estuvieron junto a la Reina en el colofón final del domingo, que es la foto inéquivoca del Jubileo de Platino. Eso indica que tanto los Wessex como la princesa Ana son la retaguardia y puede que en el reinado de Carlos lo sigan siendo. No hay que olvidar que Isabel II se ha apoyado mucho en sus primos favoritos, como el duque de Kent, y que Carlos también necesitará de esos apoyos.

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