Ni admiradores ni detractores de la princesa Diana sospecharon jamás que la Princesa del pueblo no encontraría tras su trágica muerte descanso. La realidad, sin embargo, ha sido bien diferente. Diez años después del fatídico accidente en el que Lady Di perdió la vida la noche del 31 de agosto de 1997 junto a Dodi Al Fayed en el túnel Pont D'Alma en París, continúan realizándose en su memoria iniciativas de muy diverso calado moral -libros, documentales, espectáculos...-. Ahora con motivo del décimo aniversario de su partida, sus hijos, los príncipes Guillermo y Harry, están organizando un festival con música y danza, sus dos grandes aficiones, en su recuerdo; mientras, algunas cadenas de televisión preparan programas especiales sobre la vida de la Princesa de Gales. Para sacar rentabilidad a la gastada retrospectiva, la cadena Channel 4 hará un repaso a su muerte con novedosas imágenes del cuerpo magullado de la Princesa y de su agonía, lo que supone la ruptura de un pacto sin palabras, pero desde el primer momento aceptado por los medios de comunicación, sobre la inconveniencia de publicar dichas fotos. ¿Cree que es necesario y apropiado que el mundo presencie ahora la agonía de la princesa Diana?
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