La dura vida militar del príncipe Guillermo sin Kate

Por hola.com

Desde que el príncipe Guillermo se convirtiera, el pasado 8 de enero, en un recluta más de la prestigiosa academia militar de Sandhurst, al igual que su hermano, el [príncipe Harry], su vida ha experimentado un cambio radical, especialmente drástico en estas primeras cinco semanas de instrucción. En este tiempo, el nuevo cadete permanece encerrado en las instalaciones de la escuela, sin poder ver a su novia, Kate Middleton, ni hablar con ella por teléfono tan a menudo como quisiera. Mientras el Príncipe se adapta a esta nueva existencia de rigurosa disciplina y duro desafío físico, que se prolongará a lo largo de 44 semanas, para Kate la vida sigue igual, sólo que sin el [príncipe Guillermo] a su lado. Tratando de evitar en la medida de lo posible, como hasta ahora hacía, la atención de los medios de comunicación -un difícil reto desde que se hiciera pública su dirección- y haciendo lo de siempre: deporte por las mañanas por uno de los numerosos parques de Londres, compras por el centro de la ciudad, visitas a sus amigas... Aunque, también, planeando nuevos proyectos, como la creación de una línea de ropa infantil que se vendería por internet.

Un príncipe enamorado
La espera está llena de románticos recuerdos, como los que vivieron justo antes del ingreso del príncipe Guillermo en Sandhurst. Consciente de que pasarían mucho tiempo separados, el tímido y discreto Guillermo quiso apurar como cualquier otro "futuro soldado" las jornadas de libertad que le quedaban y planeó al detalle sus últimos días de vacaciones con su novia, Kate Middleton, en Klosters, Suiza. El mismo lugar donde serían fotografiados por primera vez como pareja en abril del 2004. Allí, al abrigo de las nevadas montañas suizas, el primogénito del [príncipe Carlos] protagonizó la última demostración pública de que su relación avanza firme. El futuro Heredero, en un ataque de romanticismo -frenó en seco sobre la ladera para abrazar y besar a su novia por primera vez en público-, mostró abiertamente sus sentimientos hacia Kate, la reina de su corazón. La pareja, que se conoció en la universidad de St. Andrews y ha mantenido en todo momento el pacto secreto de no mostrarse afectuosos en público, ha terminado por protagonizar una de las imágenes más tiernas de la entrada del nuevo año.

Aunque se siente arropado, en todo momento, por el recuerdo de Kate -como el príncipe Guillermo dijo en una reunión de amigos y en alto "mi adorable Kate siempre estará en mis pensamientos"-, lo cierto es que le está costando adaptarse a la vida en Sandhurst. Esa academia en la que vivirá durante casi un año para ser formado como militar y en la que está aprendiendo, entre otras tareas, a hacer la colada y a planchar su ropa, como cualquier otro cadete. Le costó el primer día. La nerviosa sonrisa en el rostro de Guillermo y su ansioso mordisqueo de los labios cuando el pasado 8 de enero ingresó en la escuela parecía decirlo todo: desearía haber podido estar en cualquier otro lugar del mundo. Y las siguientes semanas no han sido, hasta la fecha, mucho mejores. Ya ha tenido algún que otro problema por quedarse dormido y no ser puntual a la instrucción. No obstante, el príncipe Guillermo es mucho más duro de lo que parece y, como miembro de la Familia Real, lleva en la sangre las Fuerzas Armadas.