de la ruptura de su primera relación y concierten una cita con su vicario para responder a siete preguntas obligatorias. Un cuestionario y una entrevista con la que tendrían que demostrar que su nuevo matrimonio no provocará un escándalo, y que la nueva relación no fue la causa de la ruptura del primer matrimonio. Después, el vicario- aunque cualquier solicitud del príncipe se dirigiría, casi con certeza, al Arzobispo de Canterbury - decidirá si seguir o no adelante con la boda.
Las siete reglas
¿Entiende claramente el significado y el propósito del matrimonio? (Se les preguntará si comprenden que el divorcio va contra la voluntad de Dios y si están decididos a seguir juntos toda la vida).
¿Tiene una opinión madura de las circunstancias de la ruptura de su anterior matrimonio y está dispuesto a adentrarse responsable y sinceramente en una nueva relación? (Los divorciados, en este caso el Príncipe y Camilla, deben ser conscientes de sus errores y lamentarlos, además de saber por qué se rompió su primer matrimonio)
¿Se han curado suficientemente las heridas personales y sociales de su ruptura matrimonial? (¿Ha pasado suficiente tiempo desde que se produjo ésta y se ha atendido adecuadamente a los hijos?)
¿El matrimonio que se proponen contraer tendría el efecto de minar la credibilidad de los testigos de su matrimonio eclesiástico ante las personas, la comunidad y la Iglesia? (El clérigo preguntará si cabe la posibilidad de que el nuevo matrimonio sea causa de comentarios públicos hostiles o de escándalo).