La Princesa Real ha apoyado públicamente la candidatura de Londres como sede de los Juegos Olímpicos de 2012, aumentando con ello la presión sobre el Gobierno, y en especial sobre el canciller Gordon Brown, para que apoye la campaña de la ciudad.
"No hay nadie, relacionado con el mundo del deporte, que no apoye la oferta y, como presidenta de la Asociación Olímpica Británica, estoy encantada de secundarla", dijo la princesa Ana en una reunión del Comité Olímpico Internacional (COI), del que es miembro, que fue celebrada en la ciudad de México. "Hemos hecho los deberes -continuó- y sólo podemos estar a la altura".
Su intervención, que algunos han calificado de partidista, no ha dejado indiferentes a ciertos sectores de la sociedad británica, quienes arguyen que la elección de la ciudad como sede de los Juegos Olímpicos atañe exclusivamente al Parlamento y que la [Familia Real inglesa], constitucionalmente obligada a ser apolítica, no debe en consecuencia pronunciarse al respecto.
"Los Juegos contribuyen a la evolución de los deportes" No obstante, y pese a los posibles comentarios que acarrearía su apoyo, Ana de Inglaterra decidió secundar públicamente la candidatura londinense tras conocer la noticia de que el canciller Gordon Brown era contrario a lanzar la oferta. Brown, por su parte, justifica su negativa argumentado que la propuesta a los Juegos Olímpicos supondría un gasto excesivo: nueve millones de euros, además de los más de 20 millones de costes del proceso del concurso -si Londres resultara elegida, todavía el importe de la factura se engrosaría mucho más.
Según un informe elaborado recientemente por los consultores Arup, ser sede de los JJ OO costaría tres billones de euros. La mayor parte de ese dinero sería financiado por el sector privado, pero el Gobierno tendría que garantizar todos los demás gastos. Sin embargo, según el informe, también reportaría un beneficio económico de un superávit de varios cientos de millones de euros.
La princesa Ana, que compitió por Gran Bretaña en un acontecimiento celebrado en los Juegos Olímpicos de 1976 (Montreal), sostiene que si la candidatura de Londres prosperara, supondría un gran impulso para el deporte británico: "Los JJ OO suelen contribuir a la evolución de los deportes. Los países donde se celebran las Olimpiadas se ven claramente beneficiados...Australia estaba estancada hasta Sydney. Cuando los Juegos se celebran en tu propio país, la motivación es considerable".
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