La princesa Arianne tenía cinco años cuando su madre, la reina Máxima, que todavía era princesa, cruzó a nado uno de los canales de Ámsterdam como parte de un evento benéfico de para recaudar fondos contra la esclerosis múltiple. Ese día, los medios de comunicación de los Países Bajos destacaron las bajas temperaturas, y fue su marido, el entonces príncipe heredero Guillermo Alejandro, el que le esperaba en la meta con sus tres hijas. Ahora ha sido la pequeña de la familia, al inicio de su año sabático, la que ha sorprendido a todos atreviéndose con el reto deportivo y han sido sus padres los que animaban a su llegada.
La sorpresa ha sido grande, ya que la Familia Real no participaba en este evento desde el año 2012, cuando la princesa Máxima enfundada en un neopreno se lanzó al agua en ese septiembre. En esta ocasión se trataba de recaudar fondos para la Fundación ELA de los Países Bajos y la princesa Ariane se prestó a ello.
También con un neopreno y un gorro de natación del color de la realeza holandesa, el naranja, la princesa completó los dos kilómetros y a su llegada estaba la reina Máxima, con el perrito de la familia, y el rey Guillermo, que iba algo camuflado con gorra y gafas. Ariane, además de la medalla que recibieron todos los participantes, recibió abrazos, besos y muchas felicitaciones por parte de los reyes y de su entorno, mientras ella trataba de recuperar la respiración.
Esta es la primera aparición de Ariane de Holanda desde que se confirmó que, siguiendo el ejemplo de sus hermanas mayores, ha decidido tomarse un año sabático antes de iniciar la siguiente etapa de su formación académica, disfrutando así de un tiempo para viajar, aprender nuevas experiencias y definir sus futuros proyectos personales. El pasado mes de mayo la hija pequeña de los Reyes puso fin su etapa en el Bachillerato Internacional del United World College Adriatic, situado en la localidad italiana de Duino, graduándose el mismo día que la infanta Sofía, quien completaba sus estudios en Gales (Reino Unido).