El príncipe Constantino de Holanda, hermano del rey Guillermo Alejandro, y su esposa, la princesa Laurentien han adquirido recientemente una casa en La Haya, según informaban ayer diversos medios de comunicación holandeses. El inmueble adquirido por los Príncipes por los 990.000 euros tiene 490 metros cuadrados distribuidos en tres plantas, cuenta con ocho habitaciones, cuatro dormitorios, un amplio salón, tres baños, un gimnasio, una buhardilla, soleados jardines de 165 metros cuadrados y una terraza en la azotea, y según el catastro tiene la categoría de monumental. La casa parece haber sido elegida por su privilegiada situación. Se encuentra en el barrio de Benoordenhout de la capital holandesa, muy cerca de los palacios Ten Bosch y Noordeinde. Además, el Maerlant Lyceum, instituto al que acudirá desde el próximo curso la hija mayor de los Príncipes, la condesa Eloisa, se encuentra igualmente a escasa distancia.
Está previsto que los Príncipes y sus hijos se muden durante este verano de Bruselas, su lugar de residencia de los últimos años, a La Haya. La razón del cambio de lugar de residencia es el hecho de que el hermano del Rey de Holanda y su esposa tienen una agenda oficial cada vez más amplia en Holanda. El traslado se producirá en estas fechas para que los hijos de los príncipes -la condesa Eloisa, nacida en 2002, el conde Claus Casimiro, nacido en 2004 y la condesa Leonora, nacida en 2006- puedan comenzar el nuevo curso escolar en los Países Bajos.
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Desde el pasado marzo el príncipe Constantino no trabaja ya en la Comisión Europea, si bien sigue manteniendo algunas tareas de asesoramiento en el terreno de legislación sobre Internet. En Holanda, además de su agenda oficial como miembro de la Casa Real, el Príncipe es parte importante de la iniciativa StartupDelta, que pretende mejorar el clima empresarial holandés y facilitar la puesta en marcha de nuevos negocios. Por su parte la princesa Laurentien es consejera del Puerto de Rótterdam y directora de la fundación Missing Chapter. También, desde hace años, en su condición de Presidenta de Honor de la fundación holandesa Leer y Escribir y como embajadora especial de la Unesco, se dedica a llamar la atención sobre el analfabetismo tanto en Holanda como en el resto del mundo.
