El pueblo argentino se ha volcado totalmente con la visita de los miembros de la Casa Real de los Países Bajos. En su primera visita a Argentina la reina [Beatriz de Holanda] no ha dejado ni un sólo segundo al azar y ha tenido una apretada agenda en el país de su nuera, la [princesa Máxima] de Holanda. La primera jornada de su visita ha culminado con una cena de gala en el Palacio San Martín, agasajada por el presidente Néstor Kirchner. La reina Beatriz estuvo acompañada por su hijo el príncipe Guillermo de Orange y su esposa la princesa Máxima.
Antes de la cena de gala hubo un intercambio de regalos en el Salón Ocre del Palacio de San Martín, antigua residencia de la familia Anchorena, obra del arquitecto belga Alejandro Christophersen. La [reina Beatriz] recibió un Tulipán cincelado especialmente en plata por el orfebre Pallarols. Por su parte, el príncipe [Guillermo de Holanda] también fue obsequiado con otro, ya que el Príncipe es un gran coleccionista de objetos de plata. La princesa Máxima recogió un tazón decorativo de Rosacrosita, una piedra preciosa típica argentina.
Durante la cena, en la que se sirvió, como plato principal, cordero patagónico -se denomina así porque se cría en el sur de Argentina-, muy demandado por extranjeros y locales, la reina Beatriz disfrutó de la conversación del presidente argentino Néstor Kirchner. Ambos ofrecieron a los asistentes unos pequeños discursos que cerraron con un brindis.
La princesa Máxima estuvo acompañada por la esposa de Néstor Kirchner, la senadora Cristina Fernández. Máxima de Holanda estuvo radiante y se mostró muy sonriente durante toda la noche. La Princesa eligió para esta velada tan especial un sencillo vestido negro con mangas transparentes, el pelo recogido y un conjunto de gargantilla y pendientes.
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