La campiña segoviana ha devuelto a la infanta Elena el cariño que durante años le ha profesado en forma de Garbanzo de Oro. No es poca cosa, teniendo en cuenta que Labajos, el pueblo de 100 habitantes que alberga esta VII edición de la Feria del Garbanzo, cultiva desde hace siglos esta legumbre local. Para ella es un auténtico honor y un placer volver donde siempre es tan feliz y su sonrisa al recoger el premio da buena cuenta de ello.
Con un traje de chaqueta rosa empolvado y un sombrero de ala, tan característico en ella, la Infanta ha recibido muy agradecida el Garbanzo de oro de manos de la alcaldesa de Labajos, Margarita Meroño Valriberas que, días antes nos contaba que están "muy contentos de poder dar el premio a la infanta doña Elena y de que haya lo haya aceptado, para poder dar visibilidad a nuestra legumbre".
Su vínculo con esta tierra se remonta a la década de los 80, cuando comenzó su amistad con la condesa de la Ventosa, Rita Allendesalazar y de la Cierva, más que una amiga, una hermana para ella. La aristócrata posee una finca en Muñopedro, a apenas dos kilómetros de Labajos y para la Infanta es casi una segunda casa. Su relación se forzó en la Zarzuela, ya que Rita era hija de José María Allendesalazar, conde de Montefuerte y jefe de protocolo de la Casa Real durante la Transición. Siempre han estado muy unidas, en los buenos momentos y en los malos, como cuando falleció el marido de Rita en 2022, el coronel José María Álvarez de Toledo, conde de la Ventosa.
Tan estrecha es su amistad que desde hace muchos años es habitual ver a la infanta Elena en fiestas y celebraciones de la zona, tomando el aperitivo o yendo a misa en la iglesia de San Pedro. Nadie se sorprende con su presencia y para la Infanta, acostumbrada a la expectación que genera allá donde va, es muy agradable. Es un lugar donde no es objeto de miradas, ni le piden fotos, es, simplemente, una vecina más. Y como una vecina recorrió la plaza de la Constitución, epicentro de esta celebración. Observó los productos, habló con los vendedores y no se perdió, por supuesto, el cocido popular que une a todos en torno a la legumbre local.
Los productos proceden de la Caravana de Alimentos de Segovia, que gestiona la Diputación para estimular la producción y comercialización de la despensa local. La forman once socios: Valmenia, La Manitas de Sacramenia, La Cruz de Hierro, Ahumados Artesanos Perser, Garbanzos El Celemín de Labajos, Moncedillo, Entrehoces, Ahumados Huma, Bendito Nanno, Crema y Chocolate, Bodegas Maeste y TEO – Tomates de Martín Muñoz. Tras la exhibición del potencial agrícola de la zona, los asistentes pueden disfrutar de una paseo en barca por el lago, practicar el tiro con arco, probar un abanico de tapas elaboradas con la popular legumbre. El día culmina con una discoteca móvil al ritmo de DJ Nito.
Está encantada, por tanto, de disfrutar de esta feria, con la que los pueblos de la comarca tratan de preservar el garbanzo castellano. Este año se han sembrado 30 hectáreas y se han recogido cerca de 40.000 kilos de calidad superior porque no hubo segunda floración. "La feria empezó con 100 personas y un cocido que hizo una persona del pueblo y en la actualidad en la VII Feria se dará un cocido para unas 1300 personas y el aforo será de unas 2000 personas", nos ha contado la alcaldesa.