La Reina ha ejercido de perfecta anfitriona de la perfecta invitada, la Primera Dama de Colombia. Tanto doña Letizia como María Clemencia Rodríguez reinan aunque se propongan lo contrario, y su encuentro de ayer en el Palacio de la Zarzuela se convirtió en la mejor demostración.
Los Reyes comenzaban esta semana oficial el domingo, y no el lunes, con la segunda visita de Estado como anfitriones desde su proclamación. Los soberanos ofrecieron este primer domingo de marzo cargado de trabajo un caluroso recibimiento en el Palacio de El Pardo y un posterior almuerzo en el Palacio de la Zarzuela al Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y a su esposa, María Clemencia Rodríguez, que iniciaban una visita oficial de tres días a España para fomentar la cooperación empresarial, cultural y en el apoyo al proceso de paz contra los grupos guerrilleros.
Mientras don Felipe y doña Letizia esperaban la llegada de sus invitados ante la escalinata del Palacio, residencia oficial habitual de los Jefes de Estado extranjeros de visita a nuestro país, fuimos testigos de la gran complicidad de los Reyes que una vez más hicieron gala de su nuevo talante como soberanos y su buen humor tras compartir algunas confidencias. La Reina rió y rió como pocas veces la hemos visto, ante un comentario de su esposo, hasta el punto de que tuvo que enjugarse en un momento dado las lágrimas de risa.
Don Felipe y doña Letizia saludaron de manera cordial al mandatario y su esposa en la tradicional ceremonia oficial de bienvenida a nuestro país. Durante este acto oficial, anfitriones e invitados escucharon los himnos de los dos países y los disparos de 21 salvas de honor. El Rey y el Presidente pasaron revista a una compañía de honores y después presenciaron un desfile de la Guardia Real desde el palco de honor junto a sus esposas, protagonistas de un verdadero duelo de estilo, y saludaron a las delegaciones de los dos países.
Si la elegancia de las damas salía a relucir naturalmente como tantas otras veces o si el careo de dos reinas del buen vestir les obligó a sacar sus mejores galas es discutible, pero no que ambas cumplieron sobradamente las expectativas. Doña Letizia rescató un antiguo vestido beige y negro de la firma OKY COKY que dormía en su armario desde hace algunos años y que estrenó con ocasión de la entrega de los Premios Barco de Vapor. Esta vez lo conjuntó con un abrigo negro de Hugo Boss, unos salones nude en charol de Magrit y una cartera de mano negra guateada de Felipe Varela.
Clemencia Rodríguez estuvo a la altura del estilo regio con un vestido gris y chaqueta a juego, con perlas en la bocamanga como adorno, unos salones y un clutch a tono. Rivalizaron en belleza y distinción, pero en nada más. La perfecta anfitriona y la perfecta invitada estuvieron charlando amigablemente durante este primer vis a vis. Esta noche asistiremos a otro de gala en el Palacio Real.