Después de haber sido preparado para recibir el sagrado sacramento durante los últimos años por el profesorado del colegio donde estudia, el San Patricio, y de haber visitado recientemente con sus padres, los duques de Lugo, y su hermana Victoria, la Basílica del Pilar, en Zaragoza, el mayor de los nietos de los Reyes de España vive ilusionado la llegada del día en el que recibirá su Primera Comunión: el próximo 24 de mayo. Froilán, que es tratado como Felipe por todos sus compañeros besó el manto blanco bordado en oro de la Virgen -el que le regaló la reina María Cristina - haciendo uso de uno de los privilegios que tienen todos los niños desde que nacen hasta que reciben su primera comunión. Pero cumpliendo, también, con la tradición que ha seguido la Familia Real española a lo largo de los siglos. Felipe, que está siendo educado, según un directivo del centro "como un alumno más en la idea de que un día tendrá que trabajar para ganarse la vida, y sobre todo en que ha de ser una buena persona", celebrará por deseo de sus padres, la infanta doña Elena y don Jaime de Marichalar, su primera comunión con todos sus compañeros en la capilla del colegio. Llevará el tradicional traje blanco -que el centro trae desde Gran Bretaña desde 1959- y vivirá la ceremonia con la misma ilusión que todos los demás niños sin que nada externo interfiera en ese momento de la "interiorización". Tanto el profesorado, que participa de las celebraciones -ésa es una de las razones por las que las comuniones de este centro se celebran en días laborables-, como los padres de los alumnos defienden, desde siempre, la postura de que el Sacramento es un acto íntimo y que ni siquiera la propia familia debe llevar cámaras de vídeo o fotográficas. Un acuerdo al que se llegó hace muchísimos años entendiendo que las llamadas de atención "para posar" distraen la atención de los niños impidiéndoles entender lo que significa recibir la Sagrada Comunión.
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