Los niños de palacio dan la talla

La infanta Sofía es más alta y delgada que su hermana mayor cuando nació, la infanta Leonor, y más esbelta también que sus compañeros reales, los 'segundos hijos'

Por hola.com

La infanta Sofía es la última incorporación a la pandilla de los niños de palacio. La benjamina de este club con el que compartirá los acontecimientos más importantes de su vida: cumpleaños, bodas, aniversarios... En el primero de esos hechos vitales, su llegada al mundo, todos han dada buena talla.

A excepción de la princesa Ingrid, que eligió el invierno para venir al mundo, todos los demás primogénitos prefirieron nacer en otoño. La princesa Elisabeth, hija de los Herederos belgas, abrió paso a la pandilla y quedó marcada para siempre como la jefa del clan. Fue la que menos pesó de todos ellos pero, claro, llegó la primera. Dos años después, Amalia de Holanda, siguió sus pasos y, como segunda, se apuntó el tanto de ser la más alta: 52 centímetros. Ingrid de Noruega, como tercera, tenía que hacerse notar y lo hizo superando a todos en peso con 3,686 kilogramos. El príncipe Christian, que se quedó en medio sin destacar ni por peso ni por talla, pero sí por ser el único varón del club de los primogénitos. La última en llegar al mundo, Leonor de España, lo hizo con muy buen peso, sólo superado por el de Ingrid de Noruega, pero fue, de los cinco bebés, la que menos midió al nacer: 47 centímetros.

Salvo el príncipe Sverre de Noruega, que nació en invierno como su hermana, la princesa Ingrid, la segunda generación de bebés reales se decantó bien por la primavera bien por el verano para su venida al mundo. Nuevamente el club de los segundos abrió brecha en Bélgica con el nacimiento del príncipe Gabriel. Además de encabezar el grupo en orden de llegada, el hermano de la princesa Elisabeth superó a sus compeñeros con un peso de cuatro kilos. Le siguió Alexia de Holanda, segunda en nacer, que se proclamó la niña más grande de esta segunda generación de niños principescos con 3,490 kilogramos y 50 centímetros. El tercero, el príncipe Sverre, se hizo notar por ser el único que nació en la fría estación invernal y por ser el segundo más grande de los de su grupo con 3,944 kilogramos y 52 centímetros. La hermana del príncipe Christian, la penúltima en nacer, se adelantó una semana a la infanta Sofía y le ganó terreno en cuanto al peso: 3, 350 kilogramos frente a los 3,310 de la segunda hija de los Herederos de España. En cambio, el nombre de la infanta Sofía se hizo público a las pocas horas de nacer (20:00 horas), mientras que aún tendremos que esperar hasta el bautizo, que se celebrará en verano, para conocer el de la Princesa danesa.

Los terceros hijos también respetaron los turnos de llegada y fue nuevamente en Bélgica donde se abrió camino la tercera generación de principitos con el nacimiento de Emmanuel de los belgas. Un bebé grande y alto (3,900 kilogramos y 50 centímetros), aunque no tanto como su hermano, el príncipe Gabriel, y bastante menos también que la princesa Ariana de Holanda, la siguiente en nacer, que se ha proclamado la reina en tamaño con 4,135 kilogramos de peso y 52 centímetros de altura.