El Palacio de Christiansborg se convirtió en un escenario festivo para un encuentro navideño encabezado por los reyes Federico y Mary de Dinamarca, que aprovecharon una cita solo para empleados y socios, para trasladar la atención a la nueva generación. Con la reina Margarita presente, los príncipes Christian, Isabella y Vincent se convirtieron en los protagonistas de una reunión pensada para reflejar tradición y continuidad. Todo ello con una gran ausencia, la princesa Josephine, que a pesar de ser la pequeña de la casa, ha sido la que antes ha volado del nido.
Fue el gran salón del palacio de Christiansborg donde se celebró una fiesta privada de la que la Casa Real danesa ha compartido imágenes a la mañana siguiente. Allí se dieron cita unos 450 invitados, aquellos que están presentes en el día a día de la institución durante todo el año, empleados, socios, amigos y algunos familiares, para brindar con vino caliente y tomar especialidades navideñas.
© Kongehuset
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© KongehusetAunque ya habían compartido el tradicional video en el que Federico y Mary montan el árbol con sus cuatro hijos, la gran ausente de la noche fue Josephine de Dinamarca, que decidió trasladarse al sureste de Jutlandia para estudiar en el internado Spir Efterskole. Una escuela fundada por un amigo de su padre que tiene fama de ser moderna y ambiciosa, al tiempo que ofrece clases de interpretación, arte dramático y teatro, algo que no ofrecen muchas escuelas de secundaria.
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© KongehusetDurante el evento, el rey Federico pronunció un discurso, y luego hubo tiempo para conversaciones entre los numerosos invitados y los miembros de realeza, aunque también se vieron a los hermanos charlando entre ellos y a la reina Margarita disfrutar en compañía de sus nietos.
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© KongehusetComienzan así unas fiestas en las que el plato fuerte, de forma tradicional, llega el 1 de enero, en la que el palacio abre sus puertas para una cena de gala, con desfile de tiaras, en la que participan los miembros de la realeza y las máximas autoridades del Estado, una cita que nunca se pierden los príncipes Joaquín y Marie, que volarán hasta Copenhague después de celebrar la Navidad en Washington.
