Sabíamos que los Reyes Felipe y Matilde completaron esta primavera el Camino de Santiago junto a sus tres hijos menores, los príncipes Gabriel, Emmanuel y Eleonore. También que comenzaron la peregrinación en Roncesvalles en 2017 y que, salvando los años de la pandemia, 2020 y 2021, cada Semana Santa, ponían rumbo a España para ir completando los 750 kilómetros de recorrido.
Pero ahora hemos descubierto algo más: su último refugio secreto en Galicia y tenemos la foto en exclusiva. Sus Majestades ante la fachada del Pazo de Brandeso, donde se alojaron cuatro días mientras completaban el camino desde Sarria a Santiago en varias etapas. De Portomarín a Palas de Rei, de Palas de Rei a Arzúa, y, por último, de Arzúa a O Pino.
El pazo está situado en el municipio de Arzúa, a unos 35 kilómetros de Santiago de Compostela -confluyen tres rutas diferentes- y esta localización, en el centro geográfico de Galicia, lo convirtió en el lugar ideal para no andar cambiando de alojamiento ni tener que hacer y deshacer maletas.
Buscaron y eligieron Brandeso
El personal de palacio designado para la organización del viaje buscó, comprobó y eligió Brandeso, un buque insignia del Turismo Rural de Galicia, y uno de los pazos más antiguos de Galicia -Fundado en 1620-, ya que la mayoría de ellos, alrededor de 140, se construyeron entre principios del siglo XVII y finales del XVIII.
Los Reyes estuvieron acompañados, además de por tres de sus cuatro hijos -Elisabeth, heredera al trono, cursaba su máster en Harvard, Boston- por un grupo de matrimonios amigos y casi consiguieron no llamar la atención.
Desayunaban cada día a las ocho, y a las nueve retomaban el Camino con sus mochilas y sus viandas hasta las cinco, la hora del descanso. Después, a las siete iban a misa. La escuchaban en el mismo pazo, en la Capilla de la Inmaculada, construida en 1548; y tras la cena, a las ocho, se quedaban de tertulia alrededor de la chimenea -algunas noches animados por el Rey al piano-, antes de retirarse, porque el lugar no puede ser más acogedor.
A lo largo de sus cuatrocientos años de historia, Brandeso ha sido vivienda familiar y también lugar de retiro para artistas, políticos y escritores. Entre ellos, la Condesa de Pardo Bazán y Ramón María del Valle Inclán. De hecho, una de sus obras, Sonata de Otoño, se desarrolla en Brandeso. Es este el pazo en el que discurrieron los amores del Marqués de Bradomín con la pobre Concha quien, aún enferma, tuvo fuerzas para vivir su pasión.
Momentos especiales
Durante su estancia, los Reyes y sus hijos consiguieron la concha del peregrino, pero también disfrutaron de otros momentos muy especiales. El Monarca celebró su 65º aniversario el 15 de abril soplando las velas de una tarta Sacher, especialidad del chef, y la princesa Eleonor su 17º cumpleaños al día siguiente.
El Soberano pasó este aniversario especial lejos de casa, pero invitó a los belgas a que le enviaran preguntas sobre su vida. Mejor dicho, fueron sus hijos los que, casi a la vez que le cantaban el cumpleaños feliz en Brandeso, hicieron un llamamiento en redes sociales para que le enviaran preguntas. Una forma de conocerlo mejor…Le llegaron 2.600 desde todo el país y algunas de las respuestas las dio a conocer Su Majestad el 18 de junio rompiendo años de discreción y reserva.
Meditar y tocar el piano
En el vídeo de 40’ que protagoniza, Felipe contó que se levanta a las 7, toma un café con su esposa, la reina Matilde, lee los periódicos y, que antes de comenzar a trabajar, se toma 15 minutos para meditar y otros quince para tocar el piano, porque le permite "ir a otro mundo"… Aunque añade que "si tuviera una segunda vida, aprendería a tocar la guitarra eléctrica, creo que es genial". Y que disfruta escuchando a Bach (La Pasión según San Mateo) y a Vivaldi (Gloria) y le encantan Santana, Dire Straits, Queen, Pink Floyd y, de adolescente, Mick Jagger… Sin olvidar a Slade, banda sonora del Glam Rock.
Hablando de deporte, el Rey confesó que disfruta del "esquí fuera de pista, porque estás en plena naturaleza, en la nieve, en la montaña, del kitesurf y el wingfoil” y dice que, aunque le gusta correr ya no puede por su artritis… Pero da largos paseos con la Reina, con la que también le gusta salir a dar una vuelta por la ciudad o ir al cine. Y llegados a este punto reconoce que la última película que lo hizo llorar fue En fanfare; y que después de ver La sabiduría del pulpo, pensó “que comer pulpo ya sería complicado para mí".
El cuadro que pintó de la Reina Matilde
También descubrimos en esta entrevista, que tienen dos perritos y una tortuga, “que no hace mucho, pero ahí está”, y que es un pintor aficionado en su tiempo libre. Por primera vez, el Rey presentó tres obras suyas. Entre ellas, el cuadro en el que aparece la reina Matilde leyendo y descalza. "Cuando vi a mi esposa así, me dije que tenía que inmortalizar esa escena.
Asimismo, y hablando de abdicar a favor de la princesa Elisabeth, de 23 años, señaló que “debo darle tiempo a mi hija para que disfrute de su juventud, se forme, conozca el mundo. La apoyo plenamente en este proceso. Y haré todo lo posible para darle todo el tiempo que necesite antes de convertirse en reina”.
La vinculación de la Familia Real Belga con España va mucho más allá de estas escapadas de carácter privado. El Rey está muy unido a nuestro país por sus tíos, los reyes Balduino y Fabiola. La Reina, fallecida en diciembre de 2014, española de nacimiento, era hija de Gonzalo de Mora y Fernández, segundo conde de Mora y cuarto marqués de Casa Riera, y viajaba con frecuencia a su país, acompañada por su querido sobrino, el hijo que no tuvo, que pasaba con ellos muchas vacaciones en su villa de Motril, Granada.
Los Reyes de los belgas son unos enamorados de Extremadura y de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, destacando Silos, donde se prepararon para su matrimonio de la mano del padrino de Felipe, el entonces abad del Monasterio, Clemente Serna, que popularizó el gregoriano y falleció en Madrid a los 76 años… Y, ahora también de Galicia.