Los príncipes Nicolás y Aymeric, los mellizos de los príncipes Laurent y Claire, celebraron su comunión y volvieron a reunir a la Familia Real de los belgas. La ceremonia religiosa tuvo lugar en la iglesia de Santa Catarina de Bonlez en Chaumont-Gistoux y estuvo oficiada por el sacerdote Willy Gettemans y por el padre Guy Gilbert, amigo de la familia. Los niños disfrutaron de una pequeña fiesta a la que acudieron sus amigos, su tío, sus primos y sus abuelos evidenciando unidad y normalidad en la relación familiar, últimamente en entredicho. Ni fue bien visto que los reyes Alberto y Paola no interrumpieran sus vacaciones en el extranjero cuando el príncipe Laurent permaneció semanas hospitalizado y en coma inducido por una grave neumonía hace unos meses; ni se consideraron oportunas unas posteriores declaraciones de la reina Paola acerca de la vulnerabilidad del príncipe Laurent para justificar su ausencia.
Las diferencias parecen resueltas y los príncipes Laurent y Claire muy felices, después de haber superado unos meses difíciles y de enorme preocupación por la salud del Príncipe. Aunque siempre hay un pero y esta vez los medios de comunicación belgas acusaban una celebración demasiado sencilla y en una intimidad casi absoluta, a diferencia de la que organizaron hace tres años para la princesa Luisa. La Casa Real belga ha especificado al respecto que ha sido decisión de los padres que la fiesta no fuera más grande. En la prensa belga se especula que el motivo era la delicada salud del príncipe Laurent, convaleciente de una grave neumonía. "En principio estaba prevista una gran reunión familiar en Villa Clementina, pero el Príncipe no está en condiciones de preparar un gran evento de estas características", según informó el programa de televisión TV-Familie. Solo invitaron a los íntimos: la familia y sus grandes amigos Carlos y Camilla de Borbón-Dos Sicilias con sus hijas, María Carolina y Chiara.
La reina Matilde y la princesa Astrid no asistieron por problemas de agenda. En su lugar, la Reina de los belgas participó ayer en la localidad de Landen en una carrera ciclista solidaria contra el cáncer. Desde hace cinco años la ONG belga Muévete contra el cáncer, organiza una vuelta ciclista de 1.000 kilómetros dividida en ocho etapas de 125 kilómetros a lo largo del país. Hasta un total de 527 equipos de voluntarios forman el pelotón. La reina Matilde corrió los últimos kilómetros de la jornada, siendo ovacionada por el público al llegar a la meta. La carrera tiene como objetivo recaudar dinero para la investigación del cáncer y este año se estima que se puedan llegar a reunir dos millones y medio de euros. Tras el paseo en bicicleta, la Reina tuvo un encuentro con médicos y pacientes de cáncer. Era causa mayor.
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