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Don Juan Carlos no ha ejercido finalmente este sábado como patrón de El Bribón 500, que salía a navegar en aguas de Sanxenxo alrededor de las 12:40 horas pocos minutos antes de que arrancase la Copa del Rey de vela. Aunque se esperaba su presencia en la embarcación, el que que fuera jefe de Estado se convertía en el gran ausente de esta primera etapa que ha recibido el pistoletazo de salida de manera oficial.
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El padre de don Felipe llegaba en coche al puerto deportivo del municipio gallego sobre las 11:15 horas para arrancar la jornada de navegación, si bien el inicio no estaba previsto hasta las 13:00h. El anterior monarca se dejaba ver dentro del vehículo que conducía su amigo Pedro Campos, ocupando el asiento del copiloto y con semblante tranquilo. Llevaba gafas de sol, jersey, abrigo y gorra, en este día de tiempo cambiante e inestable en buena parte de la península.
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Ya en el muelle, el marido de doña Sofía ha permanecido en el interior del automóvil mientras la tripulación ponía a punto el Bribón, esperando a su vez que la organización tomara una decisión. Durante toda la mañana, se ha especulado con la posibilidad de suspensión o aplazamiento por las condiciones meteorológicas adversas (sobre todo por el oleaje).
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Los responsables del evento han decidido arrancar la regata, con victoria para El Bribón en su categoría, aunque al final se han visto obligados a cancelar otras pruebas. Tras zarpar el barco sin él en torno a las 12:40h, Juan Carlos I ha abandonado las instalaciones y tampoco hacía parada en el Club Náutico. Esta noche, tiene una cena con otros participantes de la competición y se espera que el domingo sí pueda subirse a bordo de la nave.
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Antes, su jornada arrancaba poco después de las once de la mañana cuando salía de casa de su anfitrión, quien conducía el turismo con el que posteriormente han entrado directamente hacia el espigón del puerto. Una vez vez allí, el que fuera soberano, de 85 años, saludaba a la prensa con la mano y de nuevo sin hacer declaraciones.
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Ya el viernes, el Rey y la tripulación del Bribón 500 tuvieron que hacer un entrenamiento más corto de lo previsto por la lluvia y fuertes rachas de viento que hay en Pontevedra. Esto suponía que debían volver a tierra regresar antes de lo que les hubiera gustado, cuando llevaban aproximadamente una hora en el mar.
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Don Juan Carlos, que había llegado al pantalán apoyado en su bastón y acompañado por su ayudante, saludó primero afectuosamente a sus compañeros de embarcación antes de ocupar el asiento de capitán. Un sitio que cuenta con respaldo de piel acolchado, adaptado a sus problemas de movilidad y con la seguridad de que la posición va a ser fija con independencia de los giros o contratiempos que sufra.
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