Las cuatro amigas en las que se apoya Isabel II tras la muerte de su marido: una princesa, una condesa, una ‘lady’ y una modista
La Reina de Inglaterra confía en un grupo ecléctico de mujeres. De Ana de Inglaterra a Sofía de Wessex, pasando por Pamela Hicks y Angela Kelly, cada una de ellas es fuerte a su estilo
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Pocas horas después de la muerte del duque de Edimburgo, Isabel II recibió la primera visita en el Castillo de Windsor. La reina, que todavía estaba en shock por el fallecimiento de su marido, aceptó ver a su hijo pequeño, Eduardo de Wessex, y a la mujer del conde, Sofía de Wessex. Ese sencillo gesto evidenció un secreto a voces en la corte: la monarca siente predilección por el benjamín de los Windsor y por su esposa, a la que trata como a una hija más.
“La condesa de Wessex ha sido una tremenda fuente de consuelo para la reina”, han revelado fuentes cercanas a palacio en la prensa británica. “Sofía no solo aprecia la guía y sabiduría que le proporciona la soberana, sino que también la protege. Su vínculo es muy parecido al de una madre y su hija y el sentimiento de amor y respeto es mutuo. Es una relación muy especial”. Ella es la nuera más discreta y en la que Isabel II más confía. Pero es solo una de las cuatro mujeres leales, reservadas y fiables del círculo más íntimo de la monarca.
El grupo de amigas de la reina es ecléctico e incluye a la princesa Ana, su única hija mujer; lady Pamela Hicks, prima suya; y Angela Kelly, su modista de cabecera. Todas ellas son muy diferentes, pero tienen en común un carácter fuerte a su estilo y la devoción absoluta que sienten por Isabel II. Además, las cuatro tiene la capacidad de ser honestas con la monarca, algo que es muy raro en la corte.
Sofía de Wessex tiene una relación estrecha con su suegra desde 2005, cuando perdió a su madre. Desde entonces, hablan al menos una vez al día y disfrutan juntas de las “tardes de cine” de los sábados viendo películas clásicas.
Una lady
Lady Pamela Hicks, de 91 años, es hija de Louis Mountbatten, y conoce a Lillibet desde su adolescencia, cuando la joven princesa se enamoró de su primo, Felipe de Grecia y Dinamarca. Pamela fue dama de honor en la boda de la pareja, en 1947, y luego trabajó como dama de compañía de la reina. Estuvo con el matrimonio real en el Treetops Hotel de Kenia, en 1952, cuando el rey Jorge VI murió mientras todos dormían. “Subió las escaleras del hotel como princesa y a la mañana siguiente las bajó como reina‘’, recordó lady Pamela en sus memorias. Ella comparte con su prima el dolor de la viudez. Perdió a su marido, el famoso interiorista David Nightingale Hicks, en 1998.
La reina también se apoya mucho en su hija, la princesa Ana, que tiene un carácter parecido al del duque de Edimburgo. “Ella sigue adelante, nunca se queja de nada”, escribió uno de sus biógrafos. Fuerte y obstinada, Ana tiene un ingenio y sentido del humor mordaz y es una firme creyente en la monarquía. “No creo que esta nueva generación entienda lo que hemos hecho en el pasado. Hoy en día dicen: ‘Oh, hagámoslo de una manera nueva’. Y yo ya estoy en la fase de: ‘Por favor, no intentes reinventar la rueda”. De su madre, Ana dice: “Ella es extraordinaria”.
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El arma secreta de la reina
Angela Kelly es la que menos tiene en común con las demás. Creció en un barrio humilde de Liverpool y se divorció tres veces. Ahora, a sus 62 años, es una de las grandes confidentes de la reina y su principal asesora de imagen: ha escrito dos libros con la aprobación de la soberana (y está trabajando en un tercero) y vive en una casa dentro de los dominios de Windsor. Muchas veces toma el té en el castillo con su “jefa”.
Kelly se prueba los zapatos de la reina antes de los actos oficiales para comprobar que la soberana no vaya a sufrir durante las largas horas que tiene que estar de pie y se ha ganado el cariño de Isabel. De hecho, en palacio se refieren a ella como “AK-47”, un juego de palabras con sus iniciales y la potencia de fuego del rifle de asalto de la era soviética.
“Amo a la reina y todo sobre ella. Me ha permitido acercarme a ella a lo largo de los años. Hablamos de ropa, maquillaje y joyas. Somos dos mujeres muy normales”, ha revelado la diseñadora alguna vez. Lo cierto es que tanto ella como las otras amigas de Isabel II son mujeres extraordinarias.
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