El primer beso en público del príncipe Federico y la princesa Mary

Por hola.com

Miles de banderas danesas y australianas ondeaban en la plaza del palacio de Amalienborg. Los ciudadanos daneses, congregados desde varias horas antes, aguardaban ansiosos el momento en el que los recién esposos comparecieran en el balcón de este complejo palaciego desde el que saludarían a sus conciudadanos, agradecerían sus felicitaciones y muestras de cariño y se darían su primer beso de amor en público.

Tres hurras por los novios
Ante la salida al balcón del príncipe Federico y su esposa, la princesa Mary, que tras la boda recibió ipso facto el título de Princesa y la ciudadanía danesa, los daneses aclamaron y ovacionaron entusiasmados a sus futuros Reyes. La princesa Mary, dejándose llevar por la unánime petición popular, besó a su marido. Primero, en la mejilla. Y, seguidamente, ambos se fundieron en un apasionado beso de amor. A continuación, se unieron a ellos los padres del [príncipe Federico], la reina Margarita y su esposo, el príncipe Henrik. Les siguieron, instantes después, el padre de Mary, John Donaldson, y su madrastra, Susan Moody. Entonces, instados por la soberana, en una escena mágica, veinte mil daneses corearon tres hurras por los novios mientras agitaban los banderines.

Antes de concluir la salida al balcón, Mary Donaldson besaba, ante el clamor popular, a su suegro, quien a su vez lo hacía a su hijo, el príncipe Federico. Contagiada por la escena familiar, la Reina besó al príncipe Federico, primero, y a Mary, con especial cariño, después. Posteriormente, los miembros reales volvieron a Palacio. Pero, para sorpresa de los conciudadanos, los príncipes Federico y Mary salieron nuevamente al balcón, que agradecieron el simpático gesto con nuevos hurras y vítores. Ante miles de testigos entusiastas, se cogieron de la mano y se abrazaron como muestra de su felicidad sin límites y regresaron a palacio. A pesar de los intentos, los ciudadanos no consiguieron que los novios se dieran otro beso.

Una tradición del siglo XVIII
La primera escena de balcón que se conoce en Dinamarca la protagonizó el rey Christian VII cuando ascendió al trono en 1766 y salió al balcón del palacio de Christiansborg a saludar a la enorme multitud allí congregada agitando su sombrero. Desde entonces, este tipo de escenas se han repetido sucesivamente en los grandes acontecimientos de la corona danesa. A este balcón también se asomaron, en 1935, la reina Ingrid, la adorada abuela del novio, y su esposo, Federico IX, tras contraer matrimonio.

Cuando era niño, al príncipe Federico no le gustaban las escenas del balcón. Tenía miedo de la multitud que se congregaba en la plaza de Amalienborg... Con ocasión de su 30º cumpleaños, el 26 de mayo de 1998, se discutió mucho su salida al balcón. Todo acabó con una histórica escena: el príncipe Federico se asomó cinco veces. Acontecimiento que, como en otras ocasiones cruciales de su vida, ha vuelto a repetirse, aunque ésta vez con la mujer de sus sueños, su esposa, la princesa Mary.