Cifras, curiosidades y extravagancias de la visita de George W. Bush a Inglaterra

Por hola.com

Como si de un rey se tratara George W. Bush aterrizó anoche en el aeropuerto de Londres, rodeado de unas impresionantes medidas de seguridad y acompañado de las más de setecientas personas que forman su ‘séquito’. El ‘rey de la Tierra’ como si buscara rivalizar con una de las reinas más ricas del mundo y que más personal desplaza en sus viajes, aceptó la invitación de [Isabel II de Inglaterra] aunque con reservas. El Presidente de Estados llegó acompañado de 150 consejeros de seguridad nacional; 250 agentes del servicio secreto; 15 perros entrenados para detectar todo tipo de explosivos; 50 ayudantes políticos de la Casa Blanca; un chef personal y su equipo de cocineros; varios vehículos de transporte, a saber: dos helicópteros (un Black Hawk y otra de la infantería de marina); tres aviones (dos Boeing 747-200 idénticos y el Air Force One, el aeroplano presidencial) y dos caravanas de 20 vehículos blindados idénticos, entre ellos una limousine, a la que ya llaman el ‘El Cadillac One’ de Bush.

‘El Cadillac One’ de Bush
Esta limousine cuenta con: una carrocería de 13 cm de grosor que resiste impactos de granada; neumáticos, reforzados con kevlar y acero para evitar pinchazos, que permiten superar los 100 km/h, aunque las ruedas sean tiroteadas; ventanas acorazadas que no pueden abrirse desde fuera, además de un completo kit de defensa repartido entre el interior del vehículo y el maletero. Dentro del vehículo hay cámaras de visión nocturna, armas, sangre del propio Bush para una transfusión de emergencia... y en el maletero máscaras de oxígeno, un sistema contra incendios y un localizador conectado con el Pentágono y la Casa Blanca entre otros artilugios de seguridad.

La Reina se queda sin ver su telenovela favorita
Pero los excesos de Bush no se han quedado ahí. Los encargados de seguridad del Presidente pidieron la instalación de ventanas y cortinas especiales en la suite que iba a utilizar él y su mujer. Esto suponía desmontar las estructuras originales del palacio, algo que a lo que se negó desde el principio la Reina. A cambio Isabel II ha permitido que los sistemas de comunicación del presidente, que incluyen más de 300 teléfonos, arruinen la recepción de la señal de televisión en el palacio y por tanto que impidan que la soberana disfrute de su telenovela favorita por estos días.