Rania de Jordania, que ha conquistado el corazón del mundo gracias a sus muestras de solidaridad a los más desfavorecidos y necesitados, viajó a Milán, para recibir el Ambrogino d’Oro, una medalla con la que el ayuntamiento de la ciudad italiana reconoce el importante papel que ha desempeñado en la promoción del diálogo y la esperanza entre las gentes de diversas culturas y pueblos.
Elegantísima, de crudo La belleza y [el estilo de Rania de Jordania] se hacen patentes en cada aparición pública de la Reina. Y esta ocasión tampoco ha sido la excepción. Radiante y elegantísima, completamente vestida de color crudo -con un fino jersey de lana, una falda bordada y un foulard de seda-, recogió el citado premio del que confesó sentirse muy orgullosa. "Esta condecoración es para mí un puente de amistad, entre la gente de Milán y la de Jordania; un puente del compañerismo, porque es necesario trabajar juntos para un desarrollo global; un puente de esperanza de un futuro mejor para todo nosotros", declaró después de recibir la medalla.
"Vivimos en un momento crítico, de gran convulsión mundial, donde la ignorancia y la división pueden destruir realmente la humanidad", añadió la Reina hachemita, explicando que "sólo se podrá construir un puente estable, si los cimientos son sólidos".
Muy comprometida [Rania de Jordania] fue recibida por la ministra de Educación, Leticia Moratti, y el alcalde, Gabriele Albertini, y condecorada, en la pequeña sala de los Relojes del palacio Marino, por "su importante papel en la promoción del diálogo, con un dedicación especial hacia la apertura, la esperanza y el conocimiento recíproco entre las personas de diversas culturas". Y es que Rania, que llegó a la ciudad de Milán acompañada por su hija pequeña, Salma, de dos años, es una mujer muy comprometida. En su país, se ocupa de la alfabetización de las nuevas generaciones y trabaja firmemente por conseguir una mayor presencia de la mujer jordana, así como protección y cuidados para los niños que han sido víctimas de abusos.
Una agenda apretada La Reina, que se aloja en una suite del hotel Príncipe de Saboya, no parará durante su estancia en la ciudad italiana. Se dedicará mañana a varios compromisos laborales y, por la noche, acudirá a una cena de gala en el palacio Real.
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