Carlota ha comenzado a saborear ya las noches de París. A sus quince años pocas princesas de su edad -oficialmente no tiene título nobiliario- han irrumpido en los salones de la gran sociedad con tanto desplante y audacia. Y muy pocas, también, han nacido con el don de deslumbrar al mundo; de sobrecogerlo con su floreciente y sublime belleza... Aunque a su lado aparezca siempre su madre, la princesa Carolina.
Vestida de fiesta Y fue la inauguración de la exposición de la colección de joyas, Princesa Grace, la excusa perfecta para que la niña Carlota irrumpiera en las noches de París vestida de fiesta. Impresionante, con el pelo suelto, ligeramente maquillada, con pendientes de fantasía largos y un cinturón dorado, debutó la nieta de Raniero en la capital de Francia, como en el pasado lo hicieran su madre, Carolina, y su, tía Estefanía.
Primera presentación social París ha recibido a la princesa amazona con los brazos abiertos y ella se ha dejado querer... Y, ahora, quedará para la memoria histórica de Carlota que fue ésta su primera presentación social informal. La primera vez en la que el mundo ha podido contemplarla vestida de fiesta, aunque, para ella, a todos lo efectos, su gran momento social se produjera hacía ya dos años.
De largo en el castillo de Marienbourg De hecho, y según lo publicado en algunos medios de comunicación internacionales, la hija mayor de Carolina celebró su gran puesta en escena, en la primavera del 2000, en el castillo de Marienbourg, propiedad de su padrastro, Ernst August de Hannover. Al parecer, la nieta de Raniero bailó hasta altas horas de la madrugada con un seleccionadísimo grupo de invitados amigos, aunque ninguna cámara fotográfica pudo recoger el testigo. En aquella ocasión, como en esta última, Carlota le encargó el diseño de su primer traje de noche al gran amigo de la familia, Karl Lagerfeld, el diseñador de Chanel.
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