La reunión de Luxemburgo, la primera cumbre de los Reyes del XXI, puso de manifiesto que, en las dinastías europeas, son cada día más los matrimonios desiguales o morganáticos. Y que los herederos ya no quieren seguir siendo el espejo en el que históricamente se ha mirado el mundo. El símbolo nacional del pasado y del presente, o la permanencia de la tradición en el futuro.
No deja de ser llamativo, sin embargo, que en esa fotografía que marcará historia, la imagen en la que aparecen todos los herederos de Europa a excepción de Carlos de Inglaterra, se haya situado a Felipe de España entre los príncipes de Liechtenstein y la futura reina de Suecia, la princesa Victoria que, después de haber roto con Daniel Collert, compañero de estudios y millonario, no ha vuelto a tener ninguna relación sentimental.
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