Si definimos, tal y como se muestra en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la palabra simbiosis es la “asociación de individuos animales o vegetales de diferentes especies, sobre todo si los simbiontes sacan provecho de la vida en común”. Aplicado de forma coloquial, simbiosis es cuando dos personas sacan provecho una de la otra de forma positiva, pero, ¿qué pasa cuando lo aplicamos a la familia? Pues que la acepción, desde el punto de vista psicológico, se torna más negativa ya que la relación entre sus miembros suele ser tóxica y obsesiva.
Elisa Ramos Gil de la Haza, psicóloga especializada en adultos y crianza (www.elisaramosgil.com), nos explica que “las familias simbióticas por lo general, tienen rutinas muy caóticas y se pone como foco de la vida de los padres al niño o la niña, por lo que, estos, en ningún momento, llegan a percibirse como seres únicos”.
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