Uno de cada cinco gestaciones confirmadas acaba en aborto espontáneo, aunque este porcentaje puede ser aun mayor si tenemos en cuenta que muchas de estas pérdidas gestacionales se producen en etapas tan tempranas que ni la propia mujer sabía que estaba embarazada.
Desde el punto de vista médico, el aborto espontáneo se define como la pérdida del feto, sin que haya inducción, antes de las 20 semanas de embarazo. Las causas más frecuentes son defectos cromosómicos en el bebé, enfermedades en la madre (endocrinas, inmunológicas o infecciosas) y disfunción de la placenta. Sufrir un aborto espontáneo es una experiencia muy dolorosa desde el punto de vista emocional, que no siempre es reconocida socialmente.