El Dr. Francisco Güel es experto en Bioética y profesor e investigador de la Universidad de Navarra. Es el coordinador del proyecto 'B2-InF: estar mejor informados sobre fertilidad', financiado por la Comisión Europea, con el que lleva diez años analizando cómo influye la reproducción asistida en la salud de los nacidos a través de estas técnicas y cuál es la tasa real de éxitos que se da tras estos tratamientos.
Fruto de ese trabajo es su libro El último in vitro (disponible en Amazon), con el que recopila las duras conclusiones de su investigación. Hemos charlado con él.
Se ha observado un aumento del riesgo de distintos problemas de salud en niños nacidos tras un proceso de criopreservación
En el libro afirma que uno de sus objetivos es que los pacientes se acerquen a la reproducción asistida con toda la información para que puedan tomar decisiones de "manera informada y libre". ¿Por qué esa falta de transparencia actual que cita?
Responder a los “por qué” siempre es difícil. Lo que es claro es que la información que proporcionan las clínicas sobre temas esenciales, como, por ejemplo, sobre las tasas de éxito reales de niño nacido vivo y sobre el aumento de riesgo para la salud en los niños y niñas así concebidos es, tal y como hemos concluido en un proyecto europeo que he liderado a este respecto, ambigua e incompleta. Una respuesta a ese “por qué” es, sin duda, por la falta de control por parte del gobierno de analizar si la información que se está proporcionando cumple con el derecho sanitario, derecho de la información y derecho del consumidor.
"La incidencia de malformaciones congénitas en los nacidos y concebidos naturalmente está estipulada entre 2 y 5%, y hemos visto que su incidencia en la población in vitro es del doble, e incluso del triple", destaca. En la obra habla de parálisis cerebral, autismo y otros problemas de salud como en el ámbito cardiovascular. ¿Son conscientes las familias de que se exponen a estos problemas cuando acuden a la reproducción asistida?
Las familias que acuden a las clínicas no son conscientes de estos problemas graves para la salud. Pero he de decir que muchos profesionales que trabajan en el sector tampoco son conscientes, y no lo son porque la información científica está estratégicamente silenciada, como explico en el libro. Por ese motivo he escrito El ultimo In vitro: no sólo para empoderar a los pacientes, sino como herramienta para que los propios profesionales tengan información clara, concisa y referenciada.
Cuanto más invasiva es la técnica, "mayor aumento de riesgo se ha detectado"; también si hay congelación de gametos o de embriones, destaca. ¿Qué peligros añadidos implican estas situaciones?
Tiene todo el sentido biológico: cuanto más se manipula física y químicamente, por norma general aparecen más enfermedades, y con más intensidad. Se tiene evidencia de que técnicas más invasivas (como la que se llama ICSI) correlaciona con un aumento de riesgo mayor que la FIV estándar, y ésta, más que con la inseminación artificial.
Sobre la salud de los niños que se han sometido previamente a procesos de crioconservación, se ha observado un aumento de riesgo de trastornos del lenguaje en un 284% frente a los concebidos naturalmente, un aumento del riesgo de 215% de alergias, del 146% de cáncer hepático, del 187% de leucemias, del 87% de melanomas y del 41% de diabetes tipo 1, por poner algunos ejemplos.
La embarazada tras un proceso de reproducción asistida también puede tener más problemas durante la gestación, como cita en el libro. Sin embargo, se suelen justificar por la edad más avanzada, por las gestaciones múltiples o por los propios problemas de infertilidad. ¿Cuál es la realidad?
La realidad es que ni la edad de la madre, ni las gestaciones múltiples, ni la prematuridad, ni el bajo peso al nacer, ni la infertilidad subyacente son los responsables de ese aumento de riesgo observado. Las técnicas, por sí mismas, aumentan el riesgo de enfermedades graves. Aquí no dispongo de mucho espacio para explicarme, pero en el libro lo hago para que todo el mundo lo entienda. Y, de hecho, tal y como también explico en el libro, las cifras sobre el aumento de riesgo están siendo sistemáticamente disminuidas por el modo como se plantean las investigaciones. Es decir, los porcentajes, de por sí alarmantes, deberían ser todavía más altos.
En relación a la donación de gametos, su postura es clara: "no debe ser anónima". ¿Cree que España cambiará alguna vez su legislación para llegar a este punto?
Mi postura es la misma que tiene el Consejo de Europa, que instó hace años a todos los países de la UE a que renunciaran el anonimato de donantes; y también es la misma postura que tiene Suecia, Noruega Países Bajos, Reino Unido, Finlandia, Austria, Suiza, Alemania, Portugal, Francia… Me preguntan si creo que España cambiará de legislación: pienso que lo hará cuando las autoridades sanitarias pongan los intereses de la población por encima de los intereses de la Sociedad Española de Fertilidad, defensora acérrima del anonimato.
Al margen de los problemas de salud física, también recalca que los niños nacidos mediante donación de gametos pueden experimentar problemas de salud mental. ¿Qué dice la ciencia acerca de esto?
Hay una amplia evidencia de que esta población posee un amento de riesgo de experimentar un sentimiento de desconcierto genealógico que puede desencadenar problemas de salud mental y confusión acerca de su identidad. Este julio pasado estuve en el congreso de la Asociación Europea de Reproducción Humana y Embriología, en París, donde se presentó un protocolo de actuación para disminuir el posible trauma de esta población concebida de donante.
Concretamente, se establece la edad de 12 años como la adecuada para explicar a tu hijo que es nacido in vitro y de donante, y para eso se prepara a los padres de los niños, se contacta con la o los donantes (la madre y/o padre biológico) para prepararlos, y se planifica una reunión con todos. Esta información debería ofrecerse tanto a los que se plantean acceder a la donación como a los propios donantes.
Manifiesta que las tasas de éxito de las clínicas de reproducción asistida están muy por debajo de lo que se anuncia. ¿Qué pueden esperar realmente las parejas que acuden a esta posibilidad?
Las clínicas ofrecen las tasas de éxito en términos de embarazo, no en términos de niños nacidos vivos. Siendo así, los números son mucho más esperanzadores, aunque no te dicen que la mayoría de los embarazos positivos terminarán en aborto.
Si atendemos a las cifras ofrecidas sobre la tasa de éxito acumulada (tres intentos) de niños nacidos vivos con tus propios gametos por el gobierno francés (datos reales de todas las clínicas francesas en un año), en mujeres de 45 son del 1,6%, en mujeres de 40, del 6,4% y de mujeres de 35, del 15,6%. El problema es que en la publicidad te dicen que nueve de cada diez consiguen su objetivo de ser padres. Invito a la lectora a que eche un vistazo a las tasas de éxito en las webs de las clínicas. En el libro expongo con tablas e información contrastada y referenciada las tasas de éxito reales, y hago una comparación con lo que normalmente se anuncia. Todo, por supuesto, debidamente referenciado.
Una de sus recomendaciones es "tener el primer hijo antes de los 30 y en todo caso antes de los 35", pero las condiciones sociales no lo favorecen. ¿Qué se puede hacer?
Lo primero de todo, no permitir que un sector dé el falso mensaje que es posible retrasar la maternidad porque tendrá a su disposición técnicas eficaces. Como bien apuntas, las condiciones sociales no favorecen, y es ahí donde las políticas públicas tendrían que centrarse.
El problema es que las políticas públicas de algunas comunidades autónomas, lejos de tomarse en serio cómo favorecer las condiciones sociales, se han planteado aumentar el límite de edad para financiar públicamente la reproducción humana asistida más allá de los 40 años, que es la edad actual recogida por la ley española. Esta política no responde a criterios de eficacia, eficiencia y sostenibilidad, y es de justicia decir que, en el caso de que se implante, va a suponer una inyección sistemática de dinero público para el sector biotecnológico y farmacéutico que abastece a las unidades de reproducción; dinero que podría derivarse a necesidades de salud pública.
Aboga por recurrir a la medicina restaurativa antes que a la reproducción asistida. ¿Qué aporta la primera frente a la segunda?
En el libro dedico un capítulo a la medicina restaurativa, una aproximación médica que busca las causas de la infertilidad (lo consigue en un 95% de los casos) y, una vez encontrada, trata de revertirla (curarla) para posibilitar la concepción natural. Hablamos de la aplicación de protocolos médicos en inmunología, endocrinología, pruebas de imagen, microcirugía...
Tal y como muestro en el libro con datos, en términos de eficacia, la tasa de éxito en términos de niño nacido es similar, incluso un poco mejor que la reproducción asistida; es también más eficiente y más conveniente desde el punto de vista de la salud, pues se preocupa por restaurar tu salud y no supone riesgos para la salud de los futuros niños.
El libro resulta muy impactante por todos los datos que ofrece en relación a la salud presente o futura de los niños (y adultos) gestados mediante reproducción asistida. Los padres que hayan optado por esta vía pueden sentirse muy mal al leerlo. ¿Qué se les puede decir ahora?
Por un lado, les diría que hay personas que se mueren de cáncer de pulmón sin haber fumado un cigarro en su vida, y hay fumadores empedernidos que se mueren, ancianos, de cualquier otra cosa. Pero nadie cuestiona ya que el tabaco aumente el riesgo de cáncer. En este sentido, lo que el libro defiende es la necesidad de informar, porque, además de una obligación ética, es un derecho.
Y, por otro lado, y más importante, les diría que he tardado años en escribir este libro, y lo he hecho con muchísimo tacto; es un libro que, por lo que ya me han dicho lectoras que han acudido a la reproducción asistida, comprende la situación por la que han pasado, acompaña, informa y, sobre todo, no juzga. Es un libro escrito para que todas comprendan el camino que han transitado y sitúen de forma adecuada toda esa etapa.
El libro no se centra en fríos datos: el libro se hace cargo de que en ese periodo difícil, a pesar de la tensión, los nervios, la tristeza y la ansiedad, a pesar de la vulnerabilidad psicológica y sufrimiento que, normalmente, se suele experimentar; a pesar de ese periodo difícil, decía, desde que usted acogió al embrión en su seno, concretamente, desde que le fue transferido, usted ha hecho todo lo que está en sus manos por cuidarlo y protegerlo.
Usted, sencillamente, no sólo no es responsable, sino que siempre ha pensado en darle lo mejor a su hijo. Así ha sido, y así seguirá siendo. No tengo duda de que aquellos que han optado por esa vía necesitan de una lectura así para, entre otras cosas, pasar página, y, sobre todo, ser más libres.












