Las redes sociales pueden afectar muy negativamente a la mujer o a las parejas que buscan un embarazo. El motivo es que estar expuesto constantemente a imágenes idealizadas de embarazos felices que se han conseguido sin dificultad y de familias perfectas puede resultar abrumador (y recordemos que el algoritmo ofrece siempre al usuario aquellos contenidos que son de su interés). ¿Puede este malestar llegar a convertirse en estrés o ansiedad y hacer más difícil lograr el embarazo?
Si ya se están teniendo problemas para conseguirlo o si se lleva tiempo intentándolo sin éxito, es casi inevitable que les impacte emocionalmente de una manera u otra. Por eso hemos hablado con Marta Prat Beltrán, Psicóloga Sanitaria y Neuropsicóloga Clínica, especializada en salud emocional y fertilidad en Next Fertility, quien nos explica el impacto psicológico que pueden sufrir esas personas. Además, da una serie de estrategias concretas y muy útiles a las parejas que se encuentran en esta situación, para hacerse fuertes frente a esos mensajes y esas imágenes idealizadas.
Las comparaciones son automáticas y pueden hacer que las personas se sientan “defectuosas” o “inferiores”. Esto alimenta emociones como la frustración, la tristeza, la envidia o la culpa.
¿Puede la ansiedad dificultar la consecución del embarazo?
Es una cuestión compleja y no existe una respuesta uniforme. Sabemos que el estrés crónico en la mujer altera el eje hipotálamo-hipófisis-ovario, lo que puede provocar ciclos menstruales irregulares y anovulación, así como otras alteraciones hormonales (alteración de las hormonas tiroideas e incremento del cortisol y de la prolactina, por ejemplo), que pueden afectar al sistema reproductivo. En el hombre, la ansiedad puede disminuir la calidad del esperma, reducir la libido y afectar a la erección o la eyaculación.
Sin embargo, si revisamos estudios recientes sobre la relación entre el cortisol y la tasa de embarazo, veremos que los resultados son heterogéneos y poco concluyentes. El estrés emocional se relaciona con muchos sistemas de nuestro cuerpo. Por ejemplo, nos afecta a nivel digestivo (alterando nuestra microbiota), también a nivel inmunológico (alterando nuestra respuesta inmune). A su vez, todos estos sistemas están interrelacionados entre sí, modulando también nuestra respuesta reproductiva. Sin embargo, el recorrido de estas conexiones no siempre es trazable clínicamente hablando.
Por ello, aunque sabemos que el estrés emocional puede afectar de forma indirecta a la fertilidad, no podemos afirmar que se trate de una de las causas proximales de la misma. Pensar esto sería contrario a toda lógica, ya que las mujeres, a lo largo de la historia, han seguido dando vida a pesar de situaciones vitales muy complicadas (guerras, pandemias, hambruna…etc.). Por ello, es preferible centrarnos en las causas más frecuentes de la infertilidad, reconociendo que la parte emocional es igualmente importante y prestando un acompañamiento emocional que libere a los pacientes de culpa cuando su estado emocional no sea favorable.
¿Cómo la ansiedad generada por las redes sociales afecta a la fertilidad?
Las redes sociales muestran una versión idealizada de la maternidad y de los procesos de fertilidad. Compararse constantemente con esas imágenes puede aumentar la presión interna, activar la respuesta de estrés, y con ello afectar el equilibrio hormonal.
Además, la exposición constante a mensajes sobre “embarazos fáciles” o “familias idílicas” genera malestar emocional, culpa, o sentimientos de fracaso, que pueden agravar la ansiedad y la tensión de pareja.
¿Puede ser motivo de estrés ver por redes sociales que otras parejas buscan el embarazo y lo consiguen en poco tiempo?
Definitivamente sí. Las comparaciones son automáticas y pueden hacer que las personas se sientan “defectuosas” o “inferiores”. Esto alimenta emociones como la frustración, la tristeza, la envidia o la culpa.
El estrés que surge de esas comparaciones puede influir en la motivación sexual, en la autoestima y en la comunicación de pareja, lo que indirectamente puede afectar las posibilidades de concebir.
En el caso de otras parejas o mujeres en solitario que se someten a algún tratamiento de reproducción asistida y también consiguen pronto el embarazo, ¿puede generar más ansiedad si ya te encuentras en ese proceso y sigues sin conseguirlo?
Sí. Cuando otras personas logran resultados rápidos en un proceso que para ti es lento o incierto, puede aparecer la sensación de injusticia y de cuestionamiento de la propia valía: “¿por qué yo no?”. Esto aumenta la ansiedad y puede incluso generar desconfianza en el tratamiento o en el propio cuerpo. Es una respuesta emocional muy humana, especialmente cuando hay cansancio acumulado, inversión económica y emocional y miedo al fracaso.
A su vez, si son varias las personas del mismo círculo que están consiguiendo ser padres, la persona o la pareja que no lo consigue puede aislarse con el objetivo de contener sus emociones negativas. El aislamiento social, a su vez, retroalimenta los sentimientos negativos de tristeza y desesperanza.
Y, al contrario, personas que comparten su experiencia en tratamientos de reproducción asistida que en su caso no funcionan… ¿puede esto condicionar a quien ya ha acudido a una clínica?
Sí, también puede influir negativamente. Los testimonios negativos pueden generar temor anticipatorio o desesperanza, y aumentar la ansiedad antes o durante el tratamiento.
Cuando otras personas logran resultados rápidos en un proceso que para ti es lento o incierto, puede aparecer la sensación de injusticia y de cuestionamiento de la propia valía: “¿por qué yo no?”.
Por eso es importante consumir este tipo de contenido con criterio, recordando que cada caso médico y emocional es distinto. Lo que no funcionó en una persona puede ser exitoso en otra y al contrario.
¿Qué hacer para evitar que ese tipo de mensajes o de imágenes idealizadas (o demasiado realistas) de la fertilidad acaben generando más ansiedad?
Algunas estrategias útiles:
- Regular el uso de redes sociales: limitar el tiempo o hacer “pausas digitales”.
- Filtrar el contenido: dejar de seguir cuentas que generen malestar o presión.
- Seguir perfiles profesionales (psicología perinatal, fertilidad, bienestar) con información equilibrada.
- Practicar autocompasión: recordar que el proceso de cada persona es único y que las personas somos válidas y únicas simplemente por existir. Hacer una atribución específica del problema y recordar aspectos de nuestra vida en los que sí nos sentimos conformes, puede ayudar a compensar la pérdida de identidad durante el proceso.
- Buscar apoyo profesional si la ansiedad se vuelve constante o interfiere en la vida cotidiana.
¿Qué estrategias pueden seguir estas parejas para no saturarse emocionalmente?
- Comunicación abierta y empática dentro de la pareja.
- Establecer espacios sin hablar del tema (por ejemplo, “días libres de fertilidad”).
- Practicar actividades relajantes: yoga, meditación, paseos, hobbies, descanso.
- Seguir practicando actividades que antes nos resultaban reforzantes, tanto individualmente como en pareja: Es importante seguir manteniendo estas actividades para mejorar nuestro estado anímico y para recordar que nuestro proyecto vital no se circunscribe únicamente a la maternidad.
- Buscar apoyo social: es importante seguir manteniendo el contacto con personas que nos escuchan y nos apoyan genuinamente y con las que podamos expresar claramente cómo nos sentimos y lo que necesitamos (por ejemplo, no hablar de nada relacionado con la fertilidad).
- Buscar apoyo psicológico especializado (terapia individual o de pareja).
- Participar en grupos de apoyo, donde se normalicen las emociones sin comparaciones dañinas.
- Cuidar la intimidad sexual, procurando que no se convierta solo en un medio para concebir.
¿Cómo aplicar esas estrategias a la vida analógica? Porque también en la vida real se encontrarán con otras parejas que consigan el embarazo mucho más fácilmente….
- Poner límites saludables: no es necesario hablar del tema con todo el mundo. Recordemos que tenemos derecho a no dar explicaciones y que no podemos responsabilizarnos de las reacciones de la gente ante un derecho que nos pertenece.
- Elegir con quién compartir el proceso, evitando personas poco empáticas o invasivas.
- Preparar respuestas breves para preguntas incómodas (“Estamos en proceso, gracias por preguntar” o “agradezco mucho tu interés pero no me encuentro preparada para hablar de ello ahora”)
- Fomentar actividades fuera del entorno de fertilidad: amistades, proyectos, ocio, viajes o deporte siempre que el ginecólogo no lo haya contraindicado.
- Cultivar la gratitud y la presencia: enfocarse en lo que sí se tiene y se disfruta hoy.
- Reconocer y validar las emociones sin juzgarlas: tristeza, rabia, envidia o frustración son normales y no indican debilidad ni egoísmo, todo lo contrario.





