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Elena Crespi, psicóloga: “La educación menstrual no es solo para las niñas, los niños también deben entender qué es la regla”


Es clave para evitar burlas y desigualdades, y forma la base para educar en el respeto desde la infancia y la adolescencia


Elena Crespi, psicóloga© Elena Crespi
31 de octubre de 2025 - 7:00 CET

Sigue habiendo tabúes en torno a la menstruación y, si bien la lucha contra ellos está surtiendo efecto y cada vez tienen menos peso, sí que muchas niñas siguen teniendo miedo del momento en el que llegue su primera regla. Algunas pueden sentir vergüenza o, incluso, sufrir alguna burla por menstruar si es de las primeras de su clase o de su grupo de iguales. ¿Cómo hacer frente a todo eso? ¿Cómo dar las herramientas necesarias a las preadolescentes para afrontar su menarquía con más naturalidad y con menos miedo? Lo explica en detalle Elena Crespi i Asensio, psicóloga especializada en psicología perinatal y en relaciones sexoafectivas y profesora universitaria, que acaba de publicar el libro ¡Hola, regla! (Ed. B de Blok)

¿Qué necesitan saber las preadolescentes acerca de la regla para prepararse de manera adecuada para cuando llegue la menarquía?

Necesitan saber que la regla es algo natural, saludable y que forma parte del funcionamiento del cuerpo. Que no es algo sucio ni vergonzoso, sino un signo de que su cuerpo está creciendo y funcionando bien. También es importante que entiendan que cada cuerpo tiene su propio ritmo, y que la primera regla (menarquía) puede llegar antes o después, y en ambos casos está bien. Y es fundamental conocer los cambios que predicen la llegada de la menarquía.

Lo ideal es hablarlo mucho antes de que llegue la primera regla. No como una “charla puntual”, sino como un tema más que pueda ir abordándose de manera continua, adaptada a su edad y a su curiosidad. 

Elena Crespi i Asensio, psicóloga

Además, conviene que sepan qué es exactamente lo que ocurre en su cuerpo (en caso de menstruar) y que tengan información práctica: qué métodos de recogida de la regla pueden usar, qué hacer si les viene fuera de casa o si manchan la ropa. Saber todo esto les da tranquilidad y confianza. Y las personas que no menstrúan ni lo harán, también es importante que sepan cómo funciona. 

¿Cómo deberían hablar del tema con ellas su familia y cuándo deberían empezar a hacerlo?

Lo ideal es hablarlo mucho antes de que llegue la primera regla. No como una “charla puntual”, sino como un tema más que pueda ir abordándose de manera continua, adaptada a su edad y a su curiosidad. Desde pequeñas se puede ir hablando del cuerpo, de los cambios, de lo que es la sangre menstrual, con naturalidad y sin dramatismos.

Las familias son clave: si transmiten calma y normalidad, las niñas vivirán la regla sin miedo. Hablar con un tono tranquilo, con ejemplos claros y con una mirada positiva hace toda la diferencia. Si en casa hay alguien que menstrúa es una buena oportunidad para naturalizarlo. No esconderse al menstruar puede abrir las puertas a comprenderlo de manera mucho más natural. 

¿Por qué algunas niñas tienen miedo a su primera regla?

Porque durante mucho tiempo se ha transmitido la idea de que la regla es algo doloroso, sucio o incómodo. Muchas veces lo que escuchan son comentarios negativos o burlas, o ven que las personas adultas se incomodan con el tema.

El miedo también aparece cuando no saben qué esperar, cuando nadie les ha explicado lo que va a pasar en su cuerpo. La información, la calma y la naturalidad son el mejor antídoto contra el miedo.

¿Cómo hablarles del dolor asociado a la menstruación?

Hay que ser sinceras y abordar el tema con naturalidad, pero sin asustarlas. Podemos decirles que a veces la regla puede doler un poco, que algunas personas tienen molestias y otras no, y que hay muchas maneras de cuidarse: aplicar calor, descansar, moverse, o pedir ayuda si el dolor es intenso.

Es importante no normalizar el dolor fuerte. En caso de dolor importante e, incluso, incapacitante, es esencial consultar con una experta en salud sexual, una matrona. Dolor no es sinónimo de normalidad, y si duele mucho, hay que buscar acompañamiento médico.

¿Cuándo llevarlas al médico por dolor o por reglas irregulares?

Cuando el dolor interfiere con su vida cotidiana, por ejemplo, si no pueden ir al colegio, dormir o moverse con normalidad, o si hay síntomas muy intensos como mareos o vómitos. También conviene consultar si la regla tarda mucho en llegar (más allá de los 16 años), si desaparece durante meses sin razón aparente, o si el sangrado es excesivo.

El mensaje clave es: escuchar el cuerpo y no minimizar lo que se siente.

¿Cómo pueden ayudarlas los padres cuando el miedo a esa primera regla las abruma?

La familia puede hacer mucho, en este sentido. Primero, escuchando y validando lo que sienten. No hace falta quitarles el miedo a toda costa, sino acompañarlas. Se puede decir: “Entiendo que te asuste, es algo nuevo, pero estás bien y tu cuerpo está haciendo lo que es saludable”.

También ayuda mucho preparar juntas un pequeño kit menstrual con compresas (o el método que encaje mejor para recoger la regla), ropa interior, una bolsita bonita… y hacerlo desde un lugar de cuidado, no de alarma. Eso da sensación de control y seguridad.

¡Hola, regla!, de Elena Crespi© B de Blok

¿Sigue dando vergüenza a muchas adolescentes hablar de su menstruación? ¿Sigue siendo un tabú para ellas?

Sí, todavía hay vergüenza y tabú, aunque cada vez menos. La regla sigue rodeada de silencios, eufemismos y bromas que no ayudan. Pero también hay un cambio generacional: muchas chicas jóvenes ya quieren hablar del tema, compartirlo, entender su ciclo. Y, a pesar de que aún queda mucho trabajo por hacer, se está hablando más del tema dentro de las familias y en nuestra sociedad.

Por eso es tan importante seguir visibilizando la menstruación desde los medios, la escuela y las familias. Nombrar lo que pasa en el cuerpo es una forma de libertad.

A veces ocurre que algunas niñas/chicas se sienten mal justo, por lo contrario, porque ven que a la mayoría de sus amigas o compañeras ya les ha venido y a ellas no. ¿Cómo ayudarlas emocionalmente en este caso?

Aquí lo importante es recordarles que cada cuerpo tiene su propio ritmo. No hay una edad “perfecta” para que venga la regla. Algunas la tienen a los 10, otras a los 14, y todo eso es normal. Si se sienten diferentes o se comparan, necesitamos acompañarlas emocionalmente y reforzar su autoestima corporal, transmitiéndoles paciencia y confianza.

Dolor no es sinónimo de normalidad, y si duele mucho, hay que buscar acompañamiento médico.

Elena Crespi i Asensio, psicóloga

A nivel médico, suele recomendarse una revisión si a los 16 años todavía no ha llegado o si hay otros signos de desarrollo corporal ausentes.

¿Hay que hablar de la menstruación y de la menarquía también a los niños?

Sí, sin ninguna duda. La educación menstrual no es solo para las niñas. Los niños también deben entender qué es la regla, para crecer con empatía, respeto y naturalidad hacia los cuerpos que menstrúan. Así se evitan burlas, silencios y desigualdades. Hablar de la regla con todas criaturas pequeñas es una forma de educar en igualdad y respeto desde la base.

Hay que tener en cuenta, además, que la menstruación también pueden tenerla las personas que no se identifican como mujeres o como personas no binarias, pero tienen un cuerpo femenino y con capacidad de menstruar. Por eso es importante que todas las personas, independientemente de su género, conozcan la menstruación.

¿Qué deben saber las niñas de los cambios físicos que vienen asociados a su primera regla?

Que su cuerpo va a cambiar poco a poco: los pechos, el vello, la altura, el olor corporal, la forma del cuerpo. Y que todos esos cambios son normales y parte del crecimiento.

Hay que enseñarles a observar y cuidar su cuerpo con cariño, sin juzgarlo, entendiendo que cada persona tiene su propio ritmo y que no hay una sola manera de “ser un cuerpo que crece”.

Y que otro despertar gracias a los cambios físicos es la aparición del deseo sexual. Es un buen momento para seguir hablando de deseo, consentimiento y consenso, ya que la curiosidad sobre sexualidad será distinta de la curiosidad infantil. Esta va tomando un cáliz un poco más adulto. El cambio va siendo gradual y es importante abordarlo con naturalidad.

¿Y acerca de los emocionales?

También hay cambios emocionales, las hormonas influyen en ellos, pero no lo explican todo. El cerebro también está en su camino para hacerse adulto y eso implica movimiento emocional y racional. Pueden sentirse más sensibles, más irritables o más intensas, y está bien.

Es una etapa de autoconocimiento, de aprender a escuchar lo que sienten y ponerle palabras. La educación menstrual no solo va del sangrado: va de emociones, de identidad y de aprender a cuidar de una misma.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.